En verso

Las hogueras azules

 

Ya no creo en las promesas
que derrama septiembre
en el jardín vacío.

Ya no creo en la humedad
que nunca pare
largos seres acuáticos
con patas diminutas.

Ya no espero a la historia con los ojos cerrados.

He descubierto al fin que la alegría
consiste en no creer:

jkajgklfjasglkfjglksfdjgldkfjgla vida basta.

 

 

PRIMER POEMA PARA UN ABANICO

 

La tristeza en la boca
como en una caverna
el olor ritual
del sándalo quemado.

Las sábanas vencidas, los teléfonos
vencidos y boscosos
en las mesas de noche.

Hay un cuerpo acostado junto a mí.
Suave, me habla.

 

V

 

Hablar de nuevo aquí
de cualquier cosa
con los ojos profundos
y cerrados.
asdasdsaasTambién
el olor de otro cuerpo
puede ser un paisaje.

 

SEGUNDO POEMA PARA UN ABANICO

 

Qué bellísimo amor:
la alegre suavidad de denegarle el fruto,
de preservar la tersura en la risa y el cuerpo,
de dormir abrazados, solos,
sin la vida apremiando a la carne preciosa.

Hay algo hermoso y limpio en quemar estos días
como si fuesen torres de papel.

Las hogueras azules
Juan F. Rivero
Candaya
(Barcelona, 2020)
112 páginas
12,00 €

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