Horas críticas

Libros de la semana #32

Recomendaciones literarias de la redacción de Mercurio

La república era esto de Alaa Al Aswani (Anagrama)

El once de febrero de 2011, el hasta entonces quinto presidente de Egipto, Hosni Mubarak, abandonaba su cargo tras tres décadas controlando el país más poblado del mundo árabe. Dicha renuncia era una consecuencia directa de la Revolución egipcia —o Revolución de los jóvenes—, una serie de manifestaciones solicitando el cese de Mubarak que concentraron a centenares de miles de personas en las calles del país. La Plaza de la Liberación de El Cairo fue uno de los focos principales de las protestas, y entre los millares de manifestantes apiñados en aquel lugar se encontraba un hombre llamado Alaa Al Aswani. Dentista, novelista, intelectual y articulista, Aswani  aparecería en un talk show de la televisión egipcia tras la dimisión de Mubarak, debatiendo frente a Ahmed Shafik, el nuevo presidente del país. Las afiladas preguntas de Aswani, que acusaba a Shafik de ser un vestigio del antiguo régimen, lograron que el gobernante perdiese los papeles en directo. Horas después, Shafik se vería obligado a renunciar a su puesto como presidente por culpa de haber demostrado públicamente debilidad frente a aquel escritor. La república era esto es una novela que relata lo que ocurrió durante aquellos dieciocho días de Revolución de los jóvenes a través de la vida de varios personajes ficticios que reflejan diversos perfiles de la sociedad egipcia. Este tipo de reimaginaciones de hechos históricos siempre son movimientos arriesgados, pero este caso es especial al ser su autor alguien que vivió el evento desde dentro, y que se convirtió en una pieza clave del mismo. El libro narra, en capítulos alternos y a lo largo de casi quinientas páginas, los devenires de diversas personas, situadas a favor y en contra del levantamiento, durante la revolución: una profesora de inglés que reniega del velo, una desaprensiva presentadora de televisión, una estudiante cuyo padre trabaja en los servicios secretos, un ingeniero concienciado con la lucha sindicalista o un actor adicto al hachís, entre muchos otros. Aswani narra sus vidas de manera paralela, reflejando la sensación de incertidumbre, la inminencia del cambio y la escasez de optimismo: «¿Desde cuándo unos cuantos niñatos hacen que un presidente se vaya» espeta en cierto momento uno de los protagonistas. La crónica está salpicada de cinismo, violencia y torturas salvajes por parte de los militares, sometimientos religiosos, y un profundo desencanto general.  Una amargura omnipresente: «¿quieres saber la verdad? El pueblo egipcio no va a levantarse, y si lo hace, fracasará su revolución porque está asustado y sometido al poder. Esa es su naturaleza… Nosotros somos el único pueblo de la historia que considera a sus gobernantes divinidades y, por ende, las adoramos». Muchos de los que tomaron las calles durante la revolución egipcia lo hicieron tras haber leído los anteriores trabajos de Aswani, muy críticos con el régimen. En la actualidad, el escritor reside en Brooklyn, porque pisar Egipto le supondría cárcel al haber sido condenado por «insultar al presidente, a las Fuerzas armadas y a las instituciones judiciales», y su libro está prohibido en la mayor parte de su país. Hoy, el desengaño que anuncia su obra es más certero que nunca, la revolución era esto.


Bullshit: Contra la charlatanería de Carl T. Bergstrom y Jevin D. West (Capitán Swing)

Nos vendieron que la actual era de la información sería revolucionaria, pero no tardamos en descubrir que, irónicamente, en realidad sería la época donde la sociedad viviría más desinformada, y más a merced de más tonterías, que nunca. En un mundo digital eternamente conectado, repleto de tarimas virtuales para los cantamañanas, ya no corremos el peligro de pisar accidentalmente el bullshit (el bulo), porque vivimos chapoteando en él. Sufriendo a los medios de comunicación hiperpartidistas, las estadísticas cuestionables que circulan entre los grupos de WhatsApp de las peores barras de bar, los estudios científicos nacidos para habitar notas de prensa o la publicidad oportunamente conspiranoica. Y por eso mismo, Bullshit: Contra la charlatanería es un libro necesario hoy en día, porque es un método de combate contra tanta chorrada y engaño. Bullshit llega escrito a cuatro manos, las de Jevin D. West, un científico de datos que estudia la desinformación en la ciencia y la sociedad, y las de Carl T. Bergstrom, un biólogo especializado en investigar la información en redes biológicas y sociales. Ambos estudiosos firman el volumen basándose en un curso que ellos mismos imparten con bastante éxito en la Universidad de Washington. El malsonante bullshit que da título a la obra —y al curso— es un vocablo curioso, tanto como para que la traductora del libro, Victoria Pradilla Canet, proponga audazmente incorporar a nuestro día a día dicha palabra inglesa. Porque bullshit no tiene equivalente directo en castellano, y según el caso puede sustituirse por «patrañas», «bulos», «chorradas» o similares términos que definan un engaño disimulado. Y de eso va Bullshit, de detectar las trampas entre tsunamis de datos. Es un libro ameno en su concepción, pero sobre todo muy inteligente porque no espera del lector que sea una persona cultivada en la estadística o un genio matemático. Al contrario, ni le demanda estar versado en esas disciplinas ni promete instruir sobre ellas, sino que le invita a descubrir los trucos sucios utilizados para manipular datos y engañar, a cazar rápidamente todo aquello que pinte a bullshit haciendo uso de la lógica básica y, si acaso, un poco de googleo de apoyo. Bergstrom y West ilustran sobre el tema de manera muy divertida, demostrando que con estadísticas y análisis tramposos es posible hasta vincular la edad de Miss América con las «muertes/asesinatos por máquinas de vapor y otros objetos calientes». O que las gráficas de datos pueden jugar con nuestra percepción tirando de ejes diabólicos y que la inteligencia artificial a menudo tiene poco de inteligente y mucho de artificio al utilizarse para cosas tan disparatadas como predecir el futuro criminal de una persona basándose en la curvatura de su labio superior. Bullshit está relleno de ejemplos que parecen de chiste pero en realidad son algo muy serio. No es un libro obtuso sobre cálculos retorcidos, sino una guía que aboga por el escepticismo como actitud, por lo sano que resulta sospechar cuando nos ametrallan con datos. El manual perfecto para oler el bullshit.


La revolución imposible de Andreu Navarra (Tusquets)

En 1937, los agentes de la policía secreta republicana, siguiendo las órdenes del militar soviético Alexander Orlov, detuvieron a Andreu Nin, fundador del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) y contrario al estalinismo, para trasladarlo en secreto hasta Alcalá de Henares. Su cuerpo nunca sería encontrado. Como consecuencia de aquel final tan trágico, la vida y la intensa carrera política de Nin suelen residir en la memoria colectiva a la sombra de los debates y  cuestiones que rodean a su interrogatorio, torturas, asesinato y desaparición. Pero la figura de Nin necesitaba de una biografía formal y minuciosa, una que dibujase al hombre a través de su itinerario vital y sus ambiciones políticas. Y eso es exactamente lo que impulsó al historiador, escritor y profesor Andreu Navarra a componer La revolución imposible: Vida y muerte de Andreu Nin. Una biografía nacida de la idea de crear un retrato riguroso siguiendo el estilo de las crónicas anglosajonas que optan por un enfoque estrictamente objetivo, basado en «enseñar su política, no la nuestra» como aclara el propio autor. Andreu Nin, maestro, escritor y traductor, deambuló por diversos partidos políticos antes de entrar a formar parte de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), un grupo de ideología anarcosindicalista. Tras viajar como delegado de la CNT a un congreso celebrado en Moscú, descubrió la revolución que se estaba viviendo en Rusia y decidió abandonar el anarquismo para abrazar el comunismo. «Me he convertido en un marxista integral; soy un auténtico entusiasta del bolchevismo ruso; acepto íntegramente, sin ninguna reserva mental, sus concepciones y sus métodos», confesaría en una carta a su amigo Eugenio D’Ors. Vivió durante nueve años en la capital rusa, donde llegó a ejercer brevemente como secretario de León Trotski, pero su oposición al liderazgo de Iósif Stalin en el Partido comunista de la Unión Soviética lo forzó a volver a Barcelona. A su llegada, comandó la Izquierda comunista de España, tuvo un desencuentro con Trotski y acabó fundando el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). A la hora de mostrar los hechos, La revolución imposible repasa la trayectoria del político basándose en la documentación estricta, Navarra descarta aquí los rumores y las conjeturas si no están debidamente verificadas, perfilando la imagen de un idealista, austero y revolucionario, pero no exento de contradicciones, y complementando el texto con una selección de fotografías y material gráfico de la época. Innegablemente, Nin resulta, desde cualquier punto de vista político, una persona interesantísima: un hombre de orígenes humildes que soñó con montar una revolución mundial desde Barcelona, un protestantismo comunista, «un partido que concrete en fórmulas precisas esa conciencia revolucionaria y organice a las masas para la acción. Este partido no existe aún». La revolución imposible arranca con Stalin montando en cólera tras descubrir que se le tildaba de tirano en una página del periódico Adelante publicado por el POUM de Lleida. Dicha escena no pasaba de ser algo totalmente trivial para los historiadores rusos, «pero para Andreu Nin», como apunta Andreu Navarra, «esa anécdota acaecida en Moscú en mayo de 1937 tendrá una importancia decisiva».


Hazte rico, vende humo de Putos modernos (P. Modernos creativos)

No se les puede reprochar a Putos modernos que no vayan de cara: su libro Hazte, rico, vende humo no solo es una guía que se presenta a sí misma bajo el eslogan «Un manual de estafa, una estafa de manual». Sino que también es un tomo donde el propio prólogo luce una jeta embadurnada en cemento al anunciarse como un espacio en venta, un texto que supuestamente será redactado para la segunda edición del libro por aquel lector que presente la mejor oferta económica, «¿cómo estamos tan seguros de que habrá segunda edición? Imprimimos tan pocos ejemplares por tirada que podemos llegar a la décima sin recurrir a las generosas compras que nuestras madres hacen de todos nuestros productos», aclaran sus autores. Hazte rico, vende humo es el hijo burlón de la cultura de las soluciones mágicas que nos rodea y los supuestos gurús de chichinabo, las TED talks como ceremonias de iluminación, los mentores espirituales con monedero de criptomonedas y los libros de autoayuda. «No has de ser un experto en la materia para ser el mejor del mundo en ella» asegura este descacharrante compendio de tretas para labrarse una carrera boyante como Gurú, Coach místico, Faraón, Trader o Dr. Pseudo. «Este manual no va a ayudarte a identificar a todas las especies de embaucadores ni va a ponerte a salvo de sus prácticas. Mucho mejor.  Va a convertirte en uno de ellos». Dividido en bloques a modo de lecciones, al estilo del curso vendehúmos clásico, esta biblia dorada es una destilación del embaucador moderno y sus artimañas para que el lector descubra el camino hacia la piscina de billetes: las alegrías de erigir una estafa piramidal, las promesas clásicas como «¿quieres ganar 30000 euros sin riesgo y sin esfuerzo» o «¿te gustaría cuidar una isla paradisíaca sin horarios?», el naming absurdo para bautizar contenidos que sin un nombre pretencioso no venderían nada, el asterisco y la letra pequeña como salvavidas y la labia para amasar un séquito de discípulos aborregados. «A partir de cierto punto merece más la pena mejorar la calidad de tu marketing que la de tu producto». Hazte rico, vende humo es un chiste que solo sería posible en el siglo XXI, uno que se burla de los gráficos de los charlatanes al tiempo que ilustra sus propias lecciones con multitud de gráficos elementales. No se podía esperar menos de unos autores que entienden la modernidad como «correr estresado para llegar a tu clase de mindfulness, buscar vuelos baratos en un móvil muy caro, debatir los efectos de la gentrificación en la cola de un macrofestival o descubrir que comer orgánico, compartir ropa y moverse en bici es algo tan nuevo como tus abuelos». La genialidad de Hazte rico, vende humo es demostrar que la mejor sátira que se puede realizar sobre los timos es publicar un libro que se sabe un timo. «Es triste pedir pero más triste es hacer crowdfunding», palabra de Putos modernos.

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