Culture Club

El ranking cultural y alrededores

Madrid lidera el llamado ranking cultural en España. Sevilla ocupa la sexta plaza. No importa si hablamos de cultura en amplio formato o en pequeño. Los hechos son los hechos: en Madrid abre un pequeño cine en V.O y en Sevilla cierran la única librería de arquitectura de Andalucía y un bar de jazz

Se ha conocido hace poco el llamado ranking cultural de las ciudades españolas. El listado lo ofrece la Fundación Contemporánea, plataforma que se promueve desde La Fábrica. Toda lista, excepto la de la compra, resulta morbosa. A decir del Observatorio de la Cultura de Fundación Contemporánea, Madrid lidera el ranking cultural en España. Le siguen, por riguroso orden, Barcelona, Bilbao, Málaga, Valencia y Sevilla. Como vivimos tiempos necios, esperemos que el ranking no avive rencillas aldeanas ni agite nuevos recelos llorones más allá de los pesadísimos y periféricos nacionalismos de las tres gracias (vasca, catalana y gallega).

«Existe también otro observatorio, en minúscula, que atiende al pormenor diario y a las muertes que va dejando la cultura en pequeño formato»

Nadie duda de la valía de los baremos que establece el Observatorio. Con ellos se intenta contribuir al desarrollo de los diversos profesionales de la cultura (habría qué ver quién es quién entre los llamados profesionales). Se analiza lo que cada ciudad tiene de indolencia y carencia, en paralelo a lo que tiene de bienestar, holgura y buena gestión cultural a través de grandes festivales, programaciones estables, eventos, infraestructuras, etcétera.

Como decimos, no dudamos del valor estadístico que aporta el Observatorio. Pero existe también otro observatorio, en minúscula, que atiende al pormenor diario y a las muertes que va dejando la cultura en pequeño formato. Si hablamos de Sevilla (patria y matria de Mercurio. Cultura Desorbitada), hemos conocido hace poco un doble obituario con foto de él y de ella, en armónico y luctuoso alimón. Ha cerrado ya la Librería Reina Mercedes y el bar Naima, especializado en jazz, anuncia su cierre para el 27 de junio, allá por las primeras calendas. La primera era la única librería de arquitectura que existía en Andalucía (no sólo de Vitruvio vive el hombre y también se ofrecían novedades literarias y ensayos). Por su parte, el bar Naima ha decidido poner sordina al jazz por culpa de la subida del alquiler (no es la única razón).

Los gorigoris por estas muertes se han alzado al cielo como lorquianas endechas. No nos gusta que nos cierren las librerías y, mucho menos aún, los bares de ningún tipo (ni los de jazz, ni los canallas, ni los especializados en averiados de la noche). Lanzamos nuestra endecha también. Pero nos preguntamos si nos merecemos que la flecha se dé la vuelta y se nos clave bien hondo, como la evangélica lanza en el costado. Quiere decirse si no hemos contribuido al cierre de la pequeña cultura, pongamos que no comprando libros sobre Gropius o Aldo Rossi donde debíamos comprarlos, o no pagando lo que merecían los músicos en los conciertos de jazz en directo (el bote que el dueño del Naima colocaba a modo de óbolo para los clientes en los conciertos nunca pasaba del euro).

«Los gorigoris por estas muertes se han alzado al cielo como lorquianas endechas»

La Librería Reina Mercedes ha colocado un divertido cartel en la puerta de la difunta el que se lee: “Una librería menos / Less is More / ¿More de qué? / De ná, de ná”. Es una mezcla entre el ‘Menos es Más’ de Van der Rohe y el esperanto ibérico a lo Chiquito de la Calzada. Siempre nos quedará la pista del humor. Pero, también, siempre nos quedará la envidia. En la semana en que en Sevilla fenece la pequeña cultura, en Madrid se ha conocido que abre sus puertas un cine de barrio al que los cursis llamarán cine de proximidad. Se llama Cine Embajadores, que abrirá sus salas en el sitio donde antes existía una sucursal bancaria. Al parecer ofrecerán películas en V.O. No es ninguna película. Es verdad.

Volvamos a lo del Observatorio, al mayúsculo y al minúsculo modo. Madrid se sitúa en lo alto del ranking cultural de amplio formato. Pero también Madrid parece liderar el ranking de la pequeña heroicidad cultural. Diremos que Madrid es Madrid (más recursos, más habitantes, más entidades y mecenas). Será la excusa de siempre y nos volveremos aún más idiotas y más aldeanos. Eso sí, venga y venga carnaval importado de Cádiz.

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