La Taberna Flotante Ficción

Lente

Taberna flotante #78

Este es el planeta Haumea en el Sistema Solar , fotografiado en Celestia.

De pie sobre la barra de la Taberna Flotante, inmóvil y con los ojos cerrados, Ursulina, la diminuta réplica de Casandra, parecía una figurita de porcelana.

-¿Intentamos despertarla de su trance? -preguntó Lem.

-Yo, de momento, no haría nada -contestó Chess.

-Dejémosla descansar -convino Neurénula-. O lo que sea que esté haciendo.

-Un planeta cúbico como el que ha descrito no puede existir en nuestro universo -dijo Lem tras una pausa-, ni en ningún otro con las mismas leyes físicas. Cualquier cuerpo de más de doscientos kilómetros de radio es obligado por la gravedad a adoptar una forma esférica, o como mucho elipsoidal, si su velocidad de rotación es muy elevada, como en el caso del planeta enano Haumea, en el Sistema Solar…

En ese momento, Ursulina abrió los ojos y, con su aguda vocecilla de ratón, contó una historia que se podría resumir así:

Su vertiginoso movimiento de rotación en la época de su nacimiento como planeta, cuando era una masa de magma semilíquido, confirió a Lente la forma que le da nombre.

El diámetro de la lenteja cósmica es de unos diez mil kilómetros, mientras que su eje de rotación no llega a los mil; por consiguiente, la gravedad es unas diez veces menor en el ecuador que en los polos.

Como en Cubo, el aire, el agua y la vida se concentran en las zonas de máxima gravedad, que en el caso de Lente son los círculos polares.

Y si en Cubo el caminante que se aproxima a las aristas tiene la sensación de ir cuesta arriba, en Lente acercarse al ecuador equivale a escalar una empinadísima montaña estratosférica de cientos de kilómetros de altura, lo cual, a pesar de la drástica disminución de la gravedad, hace que la proeza sea imposible para los nativos, cuya tecnología es muy rudimentaria.

Los sacerdotes lentianos dicen que los dioses no desean que los simples mortales alcancen los límites del mundo (que creen que es un inmenso disco plano que flota en un mar infinito), y por eso enrarecen el aire y convierten la llanura en montaña cuando algún osado intenta acercarse al horizonte.

Como en el planeta Viento, los pobladores de un hemisferio desconocen la existencia de los del otro. Pero, a diferencia de los ventianos, no hay ni puede haber ningún intercambio accidental entre los lentianos del norte y los del sur.

Al terminar su relato, que había acompañado con armoniosos movimientos de los brazos, Ursulina cerró de nuevo los ojos y quedó inmóvil como una estatuilla.

-Se ha activado cuando has dicho algo que, por lo visto, tiene que ver con un planeta de su repertorio, sea real o ficticio -dijo Chess mientras acariciaba suavemente a Ursulina con su peluda cola.

-Sí, y ha aludido al planeta Viento, que está en el repertorio de Casandra -añadió Lem.

-¿Por qué no está ella aquí, por cierto? -preguntó Neurénula-. ¿No la has llamado?

-Por supuesto -contestó Lem-. Pero ha desaparecido. Es como si alguien… o algo… no quisiera que hubiera más de una Casandra a la vez.

-O más de un Tichy -dijo Chess.

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