Con Jardín de verano, Pedro Gandía (Cuenca, 1953) culmina una trayectoria poética lúcida y honda, tan intensa como exuberante. Los treinta poemas que conforman este nuevo libro constituyen auténticos cantos celebratorios de exaltación de la naturaleza y el cosmos. Desde una madurez estética y conceptual, contienen aquello que es determinante en su polifacética actividad creativa: la inquietud vital y la búsqueda de lo esencial a través de la belleza.
En todos ellos asistimos con emoción al asombro de cada manifestación de vida en íntima conjunción con el poeta: «quiero por un momento ser esta luz dorada, este viento rosado […] este sueño amarillo de la visión sagrada, el cuerpo en sintonía con el alma».
Son versos de sensibilidad penetrante donde es posible percibir la unidad entre el ser humano y la inmanente divinidad de la naturaleza («el fuego vive en el cielo y el cielo vive en mi carne»); el continuo devenir, la coexistencia vida-muerte («se desató el ocaso en polvo de oro, en nada. / Mas no es el fin la muerte: el ocaso abre el alba»). Desde el acontecimiento más cotidiano hasta la transmutación de la materia, «aquí palpita y arde la vida en armonía. / Aquí está el paraíso, la pura poesía». Así, en su particular desciframiento del mundo, Pedro Gandía nos trasmite su modo de sentir lo poético, siempre en rebeldía hacia lo normativo, reivindicando plena libertad en la búsqueda de la verdad sin eufemismos.
A medida que se avanza en la lectura, la palabra poética, con su versatilidad, nos implica en un incesante desvelamiento del sentido de la vida y de la belleza. Una expresión luminosa, rendida a la fugacidad del tiempo («el ayer es ahora, / velocísimo ahora inabarcable»), íntimo gozo del instante en concierto con lo sagrado. En Jardín de verano, la poesía es el auténtico vínculo con lo esencial, «espíritu y belleza son en un mismo acorde».
Estamos ante un poemario clásico, estética y filosóficamente sólido. Escritura profunda, brillante, de una depuración casi juanramoniana donde se advierte una sugestiva visión modernista, exultante para los sentidos. El verso, de variedad métrica, es contemplativo y descriptivo y, pese a su profusión verbal, fluye con musicalidad rítmica indiscutible.
El carácter marcadamente culturalista y simbólico de Jardín de Verano, sustentado sobre un profundo conocimiento de las tradiciones y mitos universales, supone un reto para el lector, pues exige un esfuerzo interpretativo para acceder a su profunda comprensión. Y constituye, al mismo tiempo, una oportunidad de acercarnos a una mirada poética de gran personalidad, riqueza y perfección formal; un mundo apasionante, el de Pedro Gandía, creador con talento para aventurarse en cualquier manifestación artística con oficio y hondura.
JARDÍN DE VERANO Pedro Gandía HUERGA & FIERRO (Madrid, 2024) 76 páginas |