Entrevistas

Molly Manning Walker: «La cultura de la violación nos ha invadido»

Molly Manning Walker, directora y guionista de «How to Have Sex» (2023). / © Avalon Cine

La cineasta Molly Manning Walker (Londres, 1993) estrena su primer largometraje en España, tras haber ganado nada menos que el premio Un Certain Regard en Cannes. En How to Have Sex descubrimos el turbulento mundo del turismo de borrachera británico en un pueblo de Grecia —que bien podría ser Magaluf—. Asistimos al viaje iniciático de tres amigas que, antes de entrar en la universidad, buscarán a toda costa perder la virginidad durante sus vacaciones.

La voluntad —aquí retratada como toda una necesidad— de tener sexo a toda costa implica adentrarse en entornos violentos y no seguros, donde se es muy susceptible de sufrir abusos. Molly Manning Walker critica la falta de educación sexual que lanza a las jóvenes a querer vivir sus primeras experiencias en estos lugares dominados por el alcohol y hombres desconocidos.

Las resonancias de este tipo de visitantes con los que veranean en nuestro país son más que evidentes. La cineasta británica analiza incisivamente este turismo y sus consecuencias, tanto en las personas que lo practican como en las poblaciones a las que les toca vivirlo. No solo presenciamos la fiesta, también los vestigios de esta cuando amanece y las calles, sin una sola alma, parecen escenarios sacados de la ciencia ficción o del western.

How to Have Sex no es el primer proyecto de Manning Walker que trata el tema de los abusos, ya explorado en su cortometraje Good Thanks, You? (2020), que estrenó en la Semana de la Crítica de Cannes. Esta joven cineasta británica, quien además de su creciente trabajo como directora también desarrolla su labor como directora de fotografía, colaborando en películas como Scraper (2023) de Charlotte Regan —premio del jurado en Sundance y del público joven en los Premios del Cine Europeo— comienza a hacerse un nombre dentro del cine de compromiso social y juvenil.

Un fotograma de «How to Have Sex». / © Nikolopoulos Nikos — Film4 Productions

¿Cómo fue el trayecto desde tu anterior cortometraje hasta la creación de How to Have Sex?

Bueno, nunca estuvo vinculado el cortometraje con la película. Pero cuando hice el corto me di cuenta de que a mucha gente le afectó el tema que se trataba. Entonces empecé a fijarme en cómo esta cultura de la violación nos ha invadido, y en cómo podemos aprender y lidiar con ello. Entonces a partir de ahí empecé a pensar en el verano y las vacaciones de las jóvenes adolescentes que viven y aprenden en este mundo.

Aunque la película suceda en Grecia, podría perfectamente haber sucedido en España. Aquí pensaríamos en un lugar como Magaluf…

De hecho, allí es donde yo pasé las vacaciones en las que se basan algunas de las situaciones de la película.

¿Y cómo piensas que va a ser recibida esta película aquí en España, o en Grecia, o en cualquier otro país receptor de este tipo de turismo?

Creo que en Grecia se recibió muy bien porque entendieron que la película habla de esta cultura de la violación. Allí están muy traumatizados por llevar años recibiendo a tanta gente que los dejan en la mierda. Pero igualmente creo que, aunque esté situada en un mundo muy específico, esta historia podría trasladarse a otros contextos, como una fiesta en una casa, o un pub de ciudad, o incluso en relaciones en las que no está presente el alcohol. Y creo que esta esencia se ha entendido muy bien en Grecia, y espero que también se entienda en España.

Has tomado la decisión de no mostrar a la gente nativa de ese pueblo, ¿por qué motivo?

No quería hacer un comentario sobre Grecia o Malia (Creta). Quería contar que es algo que sucede en muchas partes del mundo. Es una forma de meter en la conversación a estas poblaciones que tienen esta cuestión en común.

Llegado un momento de tu película, las tres amigas toman caminos distintos y es entonces cuando la situación de la protagonista empeora. ¿Querías trasladar un mensaje de sororidad, por el que si las chicas se mantuvieran juntas la experiencia sería diferente?

Creo que el mensaje no está tanto en la solidaridad o la responsabilidad. Por supuesto, esta presión social viene de muchos ángulos distintos. Hay mucha presión en el hecho de mantenerse en grupo, por ejemplo, y creo que debería ser innecesaria. Pero no sé si se trata tanto de sororidad entre ellas tres. Aun así, creo que cada cual va a entender How to Have Sex de forma diferente.

La película se centra en estas tres amigas, especialmente en Tara. Pero en términos cinematográficos la cámara no se sitúa muy cerca de ellas, creando cierta distancia entre el personaje y el espectador. ¿Estaba esta idea en la concepción de la película?

En la dirección de fotografía [con Nicolas Canniccioni] trabajamos para que, en la primera mitad, la cámara siguiera el miedo y los fantasmas de las vacaciones, y la mayoría de los planos eran planos cerrados y de los rostros. Pero luego en la segunda mitad, cuando ella desaparece, pensé que sería una sensación extraña elegir otro punto de vista, y por eso la cámara se vuelve estática y el zoom pasa por todos ellos, intentando encontrar a Tara. Luego, cuando volvemos a Tara, nos acercamos mucho a ella y la comprimimos, para que sintamos que su percepción de las vacaciones ha cambiado y que lo que ha sucedido la ha traumatizado.

Un fotograma de «How to Have Sex». / © Nikolopoulos Nikos — Film4 Productions

El uso del tiempo en la película es también interesante, porque eliges hacer una gran elipsis y luego un flashback para mostrar lo que sucedió. Y al final, cuando vuelven en el coche, se estira el ritmo. ¿Cuál era tu intención?

Sí, creo que lo hice para construir tensión y también para entender lo que sucedió. Creo que sin el flashback mucha gente no entendería todo lo que llegó a pasar en la playa, y pienso que tienes que mostrar que aquello estuvo mal, aunque para nosotras obviamente es algo terrible. La idea era que después de esta escena Tara está muy descompuesta y disociada, así como también el tiempo se disocia: se convierte en un tiempo más incómodo, desordenado y no lineal.

¿Hiciste un casting colectivo para ver la química entre las amigas?

Sí, hicieron muchos screen testing juntas. Y a veces cuando una posible candidata hacía uno en solitario era genial, pero en grupo no funcionaba tan bien. Por eso creo que fue muy importante realizarlos en conjunto y comprobar la química entre ellas.

¿Cuáles fueron tus referencias cinematográficas para How to Have Sex y, en general, qué otro tipo de cine te atrae?

Las referencias han sido, sobre todo, American Honey y Fish Tank, ambas de Andrea Arnold. Hay algo también de Spring Breakers, de Harmony Korine, en esta película. Al margen de eso, me gusta el cine documental. Pero me gusta todo tipo de cine, la verdad. No podría adscribirme a ninguna corriente específica.

Tanto el corto previo como esta película tiene mucha temática social. En How to have sex, además del consentimiento, hay cuestiones de actualidad como el balconing o el consumo desmesurado de alcohol entre jóvenes. ¿Tienes pensado seguir abordando estos temas en próximos proyectos?

Sí, pero espero también ser algo más divertida en mis próximos proyectos [ríe].

Un fotograma de «How to Have Sex». / © Nikolopoulos Nikos — Film4 Productions

 

How to Have Sex se estrena en España este viernes 15 de marzo. Su apuesta temática aporta nuevas capas de complejidad sobre un asunto que se halla en el centro del debate público y cuyo escenario nos toca tan de cerca. Una película de la que nadie sale bien parado. Una llamada de atención a esta forma de aproximarse al sexo que no es sino fruto de las fuertes presiones que provienen, como bien señala Molly Manning Walker, de muchísimos lugares: las masculinidades violentas en ciertos contextos, la pornografía, incluso las instituciones y sus carencias en materia de educación sexual. Un relato necesario que promete no dejarnos indiferentes.

3 Comentarios

  1. No sé si estrenarán hoy esta película en mi ciudad, pero me interesa mucho. Gracias por la entrevista. Por mi profesión como profesora de secundaria, estoy preocupada: me duele tanta indefensión en chicas romantizadas tan prontas a sucumbir a masculinidades que huelen, aún hoy, a «Varon Dandy». Intento contrarrestar, pero soy su profesora (la autoridad) y una «boomer». Además, si contrarresto, que lo hago desde la Lengua y la Literatura, tengo dos contestaciones desde fuera (de unos y otros): o adoctrinas como feminista o impones la «doctrina woke». Solución: el cine. Cine crítico, despierto, atento. Cine. Siempre.

  2. Después de leer esta buena entrevista, me apetece mucho ver la película.
    Trabajando con chicos de entre 14 y 18 años, es un tema que me preocupa mucho.
    A pesar de estar en el siglo XXI, ellos siguen con unas ideas sobre relaciones hombre-mujer, que dan mucha pena y miedo.

  3. Guau, esta película hay que verla sí o sí. Como adultos estamos obligados a educar y a enseñar a respetar. Menos mal que tenemos cine que nos ayuda, ahora toca enseñar a interpretarlo a los jóvenes. No todo vale. Muy buena entrevista.

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