Historias naturales

Agüilla

Yo decía el 28 de mayo de 2010:

Los encuentros en los estancos deparan a menudo grandes satisfacciones. Hoy he ido a franquear una carta para mi hijo que vive en Cercedilla, y allí estaba ella, haciendo cola para comprar dos paquetes de Marlboro, con un body negro resaltando ese busto que adoran los futbolistas y una sonrisa exultante que he rubricado con dos besos en las comisuras. Alguien ha entrado y al socaire del tumulto he rozado mis enfundados genitales con su muslo izquierdo, caliente como piedra foguera, a lo que ha respondido que me vio en no sé qué periódico y que lucía aún buenas piernas (parece ser que esa parte la vuelve loca). Tenía yo prisa por llegar a casa. En efecto había manchado los bráslipes; un licor no sé si prostático o de Cowper. Primavera.

Por cierto, mi amigo el urólogo barcelonés José María Gil-Vernet resolvió entonces la duda acerca de la procedencia del licor, de la agüilla. Comentaba: se trata de la secreción de las glándulas bulbouretrales, que, si bien fueron descubiertas por el francés Méry, el inglés William Cowper, plagiador profesional, fue el que se apropió del hallazgo. Para evitar malentendidos quizá sea mejor no utilizar epónimos. La secreción prostática sólo se produce durante la eyaculación, no se malgasta durante los preliminares.

Ahora, 1 de enero de 2024, nos hemos reencontrado. Sara aún en forma, yo notablemente desmejorado; le llevo 21 años.

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