Las siempre fiables Memorias del Abad Marsella describen, con fruición y ciencia, el comportamiento asesino de los machos de las grandes fieras –osos, leones- respecto a sus tiernos hijos. Comportamiento que tiene lugar, nos dice el abad, para provocar en las hembras, al quedarse sin cachorros que amamantar, una reacción que las lleva a entrar de nuevo en celo y así atender a sus maridos. Al final del libro, en un apéndice, aporta Marsella algunos ejemplos que ilustran otras peculiares relaciones paternofiliales referidas a personas humanas de su círculo de amistades. Sorprende el caso del médico catalán Tumácat Piulachs Mellisó, hombre de aspecto agradable, prácticamente guapo, al que sus admiradoras comparan con el actor Robert Young, pero al que le faltan unos centímetros de altura, factor que le acompleja. Sucede que su hijo Tumeu, estudiante de Medicina, que ayuda a su padre en las labores médicas, dispone también de gran belleza y, además, de gran estatura física, circunstancia que no dejan de comentar los pacientes y a lo que Tumácat, con cierta virulencia, en un gesto no habitual en la casuística paternofilial, responde con un ocurrente «com més gran, més animal».
