En verso

Los prodigiosos gatos monteses

Si pudiera contemplar
cómo un vacío
se golpea
con otro vacío
sería un hombre nuevo.

Y pienso lo sencillo que es adivinar
—en base a todo lo dicho—
quién da por culo a quién en la cama
y eso me avergüenza.

Ningún padre viene preparado al mundo para que
enculen a su hijo. No es tanto una cuestión de acto, sino
de historia de los símbolos. El teatro es un cúmulo de
símbolos y yo quisiera ver a Medea encendiendo la
hoguera con todos los espectadores del mundo vivos
dentro del teatro de los teatros.
Verlo todo arder.

 

Fragmento de Loukanikos – ¡Oído, cocina! Monólogo para un actor enamorado

 

Capítulo primero: De cómo á cabo de algún tiempo
fué hallado entero y sin corrupción el cuerpo de la
doncella abandonada por el suyo, oh, amado.

Ela taba doente. Dolíale los caderos, la vientre, el suyo
corasao. Pese a esto taba incorrupta la suya carne.
Aínda taba viva con sus güeyos zarraus, mirando al suyo
amado.

El amado, no mais que un cuélebre um miserable nel
fondu cruento un cuélebre transfiguradu en homes, la
abandonó quando taba enferma.

Dexar ensin proteición, ensin cuidáu

Ela quedó mu sola, incorrupta, enferma y sola fue
hallada como un pardal currucada y un fraile que ahí la
encontró tirá en el terreiro diju:

Era muy suave, y no siempre de una manera: Unas veces
como azucenas, otras como de jazmines y violetas. Otras no
sabían á qué le comparar.

 

Poema de Cuando Madrid era una fiesta

 

Es cierto que tienes unos ojos bonitos
pero tú
eres el cuarzo rosado
no
eres el tuberculoso de la novela
no eres
eres el responsable de mi dolor
tus ojos.

***

Estás asustado porque mi amor
no es una versión de la gaviota.

Tengo alrededor de diez millones cuatrocientas
versiones acerca de nuestro futuro.

Tengo una única versión
—triste y dolorosa—
acerca de nuestro futuro.

He pensado un final menos violento para Tiestes
donde el desgraciado se ve en la obligación
de probar toda carne menos aquella
que sin ninguna reserva espera.

***

Alguien grita roto de dolor esta noche.
El sol ha cambiado su curso.

La venganza tan solo surge de un sacrificio
aún más grande. La luz desbordante.

 

Fragmentos de Fiebre

 

¿Sabes?, detesto trabajar.

Nadie se ha preguntado si el coronavirus tiene cabeza
o sentimientos de identidad nacional o si ha sido
coeditor de alguna antología ecomarxipoética o si
sencillamente le apetecía ir al mitin de Vistalegre
porque el coronavirus también gusta de quedarse en
casa viendo Netflix.

Desde luego que el coronavirus de ser algo es catalán
porque viene con todo lo malo. No entiendo por qué
estamos hablando de él y no de las víctimas de ETA.
Espero ansioso que invada Venezuela para emplear en
9 de cada 10 conversaciones la palabra Venezuela.

Estoy convencido de que el coronavirus es trans y
acostumbra a irrumpir en los baños de mujeres para
aterrorizarlas.

¿Es la convicción una categoría literaria?

Si hay un virus profundamente asentado en
imaginario tardocapitalista debe ser el de vender la
lucha social para encontrar poltronas. La imaginación
está dormida. Perdona si me preocupan nuestras
posibilidades de futuro.

Volviendo al origen del foco infeccioso:

¿Sabrá Vergabé que por el momento los virus no son
seres vivos? Al próximo que escriba «el capitalismo ha
cancelado las posibilidades de futuros le obligaré —a
punta de pistola— a explicarnos qué narices significa
esa frase. Qué significa el futuro.

 

Fragmento de Poema para pasar la cuarentena acompañado o por qué el amor es la peor de todas las pandemias

Los prodigiosos gatos monteses
Rodrigo García Marina
Letraversal
(Málaga, 2023)
194 páginas
15,90 €

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