Horas críticas

Libros de la semana #106

Recomendaciones literarias de la redacción de Mercurio

Bailey’s Café, de Gloria Naylor (Arde)

En 2022 se cumplían 30 años de la aparición de esta novela, cuya publicación en español nos revela a una autora apenas conocida en nuestra lengua —pese a su National Book Award—. Aunque nacida en Nueva York, las raíces de Gloria Naylor (1950-2016) se hundían en el sur del país y, al igual que otras escritoras coetáneas como Audre Lorde o Maya Angelou, recogió en su narrativa la tradición cultural afroamericana. Bailey’s Café es un ruidoso antro al que se entra desde diversas épocas y lugares, una suerte de limbo ilusorio en el contexto postraumático de 1948 o apeadero de seres orillados en transición hacia no se sabe qué. Sobre todo mujeres con algún daño: abusadas, sin hogar, drogadictas, esquizofrénicas… en las que Naylor cifra los roles de género, clase y raza que se les ha impuesto históricamente. No es, sin embargo, una novela de tesis; esta excéntrica colección de personajes tiene vida propia, gracias a cómo la autora cuenta sus conflictos con el mundo exterior, ya sea en primera o tercera persona. El fraseo de su escritura remite a las músicas negras de los años en que se enmarca, y por su estructura coral de solos hay quien ha interpretado Bailey’s Café como libro de relatos; o de canciones, añadiríamos. Gran lectora de los clásicos, Naylor pone aquí su lírica a experimentar para servirnos un cóctel de conmovedoras historias de olvido, redención o resurrección.

  • APTO PARA: Quienes crean que el jazz y el blues también puede escribirse como ficción de tempo fluido.
  • NO APTO PARA: Los privilegiados (hombres, ricos, blancos) habituados a no reconocerse como tales.

Criaturas fenomenales, de María Angulo Egea y Marcela Aguilar Guzmán [eds.] (La Caja Books)

Cuenta en su prólogo Gabriela Wiener que, cuando se especializó en crónicas, intuía que solo podría escribirlas «sin habitación propia» por las condiciones precarias del trabajo, pero pronto fue consciente de su potencial como herramienta «política, emancipadora, personal y que transformara colectivamente fondo y forma». Esta recopilación de textos de periodismo narrativo a cargo de una veintena de autoras hispanoamericanas, nacidas entre 1980 y 1991, se asienta en la capacidad de atención a realidades invisibles e invisibilizadas. Según las editoras María Angulo Egea y Marcela Aguilar Guzmán —académicas y periodistas radicadas en España y Chile, respectivamente—, representan «nuevas formas de subjetividad capaces de intervenir en los discursos hegemónicos» con una mirada feminista, decolonial y ecologista que convierte la realidad en deslumbrante relato. Dividido en cuatro categorías que las emparentan en su diversidad (Tránsitos, Cuerpos, Violencias y Huellas), Criaturas fenomenales es una cartografía de la disidencia, la palabra implacable e inaplazable por la urgencia de contar, de descrifrar la vida en los márgenes con audacia literaria. El apéndice, que sugiere a otras muchas cronistas no incluidas en esta selección, algunas tan preciadas como Fernanda Melchor, Belén López Peiró o Vanessa Londoño, no hace sino confirmar el extraordinario alud de escritoras que están empujando hacia la excelencia la no ficción inmersiva. Ojo con ellas.

  • APTO PARA: Quienes quieran entender el momento presente (también literario) en los países de habla hispana.
  • NO APTO PARA: Los que solo se interesan por la crónica deportiva o los ecos de sociedad.

Suite irlandesa, de Antonio Rivero Taravillo (Fundación José Manuel Lara)

Enamorado de Irlanda o hibernófilo, especialista en Yeats y Joyce entre otros autores, el escritor y traductor Antonio Rivero Taravillo ya le dedicó un diccionario de autor en 2017, donde sostenía que aquel país apela «no a la dilatación de fronteras, sino a la contracción del sentimiento». En Suite irlandesa reúne nuevos poemas y algunos anteriores en torno a su paisaje y su folklore, su memoria de piedras y fantasmas, su sonido en rimas o baladas como las del druida Amergin: «Los poetas te cantan desde siempre / pero no tus victorias, tus derrotas». No es su percepción de aquella geografía, sino lo que ella ha hecho del autor, como si Irlanda recorriese a Taravillo y no al revés. La policromía del hogar del shamrock contagia la riqueza formal de estos versos, que exploran sus muchos encantos, lenguas y vistas posibles. Desde un itinerario por «la ciudad de la palabra» que es Dublín, entre megalitos, librerías, santorales y pubs («beber es algo serio»); pasando por las gestas míticas, una lengua superviviente y la Irlanda que se escribe, se lee, se llora y se pasea bajo la lluvia persistente del ayer y el mañana («esta tierra en que el sol es un bostezo»); hasta la conversación de alcoba entre la reina de los Ulaid y su esposo, donde el relato oral se hace carnal: «Una lengua remota es lo apropiado / para el amor / porque amar es pisar un territorio / que no nos pertenece». Eso es este libro: poner pie en otro lugar y otro tiempo, por puro amor.

  • APTO PARA: Amantes de la verde Erin, amantes de la buena poesía y amantes en general.
  • NO APTO PARA: Aquellos que, como en los cómics de Astérix, amordazarían al bardo.

Querido Callo, de Aline Kominsky-Crumb (Reservoir Books)

En 1972 se publicó el primer número de Wimmen’s Comix, antología underground de historietas creadas por mujeres que plasmaban temas como el feminismo, las políticas del sexo o lo autobiográfico, y que tuvo entre sus fundadoras a la dibujante y pintora Aline Kominsky-Crumb (fallecida a finales de 2022). Esos ingredientes son los predominantes en una obra fundamental en la contracultura de las últimas décadas, no tan popular al margen de las obras junto a su marido, e inédita en lengua no inglesa hasta ahora. Aun póstuma, hay que celebrar esta valiosa edición de toda su obra en solitario y la recuperación de las historietas del Callo, autorretrato desmesurado, hilarante, crudo y explícito sobre su condición de mujer en aquellos años de levantamiento contra el patriarcado y conciencia de sus contradicciones. Como destaca en el epílogo de Querido Callo la experta en narrativa gráfica Hillary Chute, por entonces no había muchas historias protagonizadas por mujeres —ni en el cómic ni en otros medios— que mostraran «la realidad de la abyección y el placer y de todo lo que había entre los dos». Su expresivo trazo irregular transgredió tabúes sin un ápice de complacencia o corrección, pero con una mirada franca que ha influido, y mucho, en las Bechdel, Doucet, Dunham o Waller-Bridge. Todo un referente.

  • APTO PARA: Gustos sensibles al mal gusto, las groserías y la cruda ironía en los personajes femeninos.
  • NO APTO PARA: Los que se ofendan por la explicitud gráfica del pensamiento de muchas mujeres.

Un comentario

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