Horas críticas

Libros de la semana #97

Recomendaciones literarias de la redacción de Mercurio

The Beatles Paperback Writers, de Josep Molist e Ivan Moldes (Milenio)

Uno de los coautores de este libro se lo dedica a su profesor de plástica y canto de EGB, quien le prestó los famosos álbumes rojo y azul para que los grabara en casete y los reprodujera casi en bucle «hasta que la cinta se quedó atrapada en los cabezales». Todo un clásico de aquel formato y una anécdota que seguro más de un lector podrá compartir en torno a los discos de The Beatles. La titánica tarea que se propone este sustancioso volumen es la de una exhaustiva bibliografía comentada en torno a la banda, «un magnífico, elaborado y minucioso repaso de la historia de los libros beatle en España», según lo valora en su prólogo Jordi Sierra i Fabra. Bautizado por los propios autores en uno de los anexos como biógrafo del rock, el escritor barcelonés no solo fue el primero en escribir una enciclopedia musical en castellano sino que ha publicado una cuarentena de obras —entre biografías, ensayos y novelas— sobre Paul, John, George y Ringo. Alrededor de trescientos títulos calculan los autores de The Beatles Paperback Writers que se han publicado en nuestro idioma, 19 de los cuales, por cierto, han sido editados por Milenio gracias a la melomanía de su director Javier de Castro. Para este mismo sello, Josep Molist e Ivan Moldes ya escribieron a cuatro manos Los Beatles: 501 historias que deberías conocer (2017), y aquí continúan ese esfuerzo compilador mucho más impulsado por su pasión de fans absolutos que por el mero completismo. Tras un primer texto sobre la evolución de la literatura beatle, visiones diversas que «han condicionado y modelado la percepción de los seguidores de la banda», un primer apartado incluye una reseña de todos los libros de no ficción dedicados a The Beatles o a sus miembros. A continuación se da un vistazo a títulos imprescindibles e inéditos en España que se echan en falta, para seguir con una bibliografía aumentada. Pero es en los anexos donde hallamos otra de los joyas de este manual, pues en él no solo se ha volcado el conocimiento de sus beatlemaníacos autores sino también el de auténticas autoridades internacionales en la materia, a través de entrevistas exclusivas con cuatro de los escritores fundamentales en torno a la banda de Liverpool, a estas alturas casi tan míticos como ellos: Philip Norman, Hunter Davies, Steve Gaines y Barry Miles. Es en este punto donde se aprecia lo revelador de esta obra, pues como señala Sierra i Fabra «bucear en el pasado siempre nos trae sorpresas o nos descubre lo que en su día se nos pasó o ya olvidamos». Añade el prologuista que no hay artista en el planeta con más obra impresa que los Beatles y no es de extrañar, pues aun medio siglo después de su retirada, sus discos siguen estando en el top de ventas mundiales. El grupo de pop más influyente de la historia merecía un tributo como este, que amplía su cariño al cuidado en la maquetación y el estupendo tratamiento gráfico. «Dear Sir or Madam, will you read my book? It took me years to write, will you take a look?». Sin duda vale la pena.


Solo lo cierto cuenta, de Nieves Muriel (Sabina)

«No, no es eso, no es eso; mi poema no es eso. / Solo lo cierto cuenta.», estos versos de María Victoria Atencia han servido de inspiración y título a este ensayo sobre Libertad femenina y poesía que trata de analizar esa relación a lo largo de la historia de la literatura y desde un enfoque feminista contemporáneo que nos habla, también, sobre cómo ha evolucionado la escritura de las mujeres y la visión que de ella podamos tener como lectores y lectoras. Los textos que componen este fascinante estudio responden al trabajo de veinte años y una tesis doctoral de la poeta y filóloga Nieves Muriel (Melilla, 1977), quien parte de la experiencia de libertad como noción indispensable para leer en la poesía del siglo XX una independencia que responde filosóficamente, en expresión de la pensadora Luisa Muraro, al orden simbólico de la madre: «la elección de hablar trayendo en lo que decimos el sentido libre de las relaciones y de la diferencia femenina». Ese vínculo primero, según la autora, da al mundo un orden simbólico, «desvelando y desplazando la mentira y la violencia patriarcarles» a través de la creación artística, y en concreto en estas páginas se atiende a la literaria. Para ello, se recorre la obra de autoras visionarias como Concha Méndez, que desde la propia experiencia da forma en palabras al deseo femenino; de este modo, «las mujeres reales desbordan las expectativas masculinas y también sus falsas fantasías de liberación para ellas». Fuera del canon y encuadradas más bien en eso que se ha dado en llamar ajenidad femenina se hallan también relatoras y autorretratistas como Juana Castro («Mírate, tú no eres un hombre»), Concha Espina («Yo soy una mujer: nací poeta») o Gloria Fuertes («Hago versos señores, hago versos, / pero no me gusta que me llamen poetisa»). La originalidad de la escritura femenina pero también el cuestionamiento de los valores atribuidos al género desde que el libro es libro, la negación literaria que hace política y la (re)afirmación que hace cultura, la música y los cantares que han transformado la sociedad —de Vainica Doble a Christina Rosenvinge—, la mujer objeto y la mujer sujeto, la usurpación de la potencia materna y las poéticas de la consanguineidad, así como la crítica literaria feminista, son los apasionantes temas que Muriel aborda en sucesivos capítulos donde la lírica se entiende a través de la filosofía y de las mujeres que han propuesto imaginarios renovados para «buscar en las palabras y con ellas nuevos sentidos sobre lo pensado y lo pensable». La inspiración esencial en todo este recorrido es la obra de María Zambrano; y si, según la escritora malagueña, «la primera forma de visión se da al mirar atrás», Solo lo cierto cuenta es un encomiable esfuerzo para esa mirada hacia las autoras que «establecen un diálogo inaudito con la misma cultura que había pretendido silenciar su experiencia». No se logró, aquí están sus voces para dar fe de ellas.


Así creamos monstruos, de Ignacio Cabria (Luciérnaga)

«Mira, solo hay un medio para matar a los monstruos; aceptarlos», escribió Cortázar en su obra Los reyes. Lo cierto es que resulta casi imposible librarse de esos seres míticos, se crea en ellos o no, cuando se han instalado con tanto peso en el imaginario colectivo, a través de leyendas contemporáneas de potentísimo arraigo. En realidad, cuestionar su existencia no deja de resultar baladí: lo que parece relevante, según Así creamos monstruos, es entender los mecanismos de orden cultural y sociológico que se activan para convertirlos en verdaderos iconos, fascinantes seres reales —en el sentido de que han sido percibidos—, animales-monstruos ocultos denominados últimamente críptidos que, sean o no de carne y hueso, viven en la tradición popular y en el interés que siguen generando. El antropólogo cultural e investigador Ignacio Cabria acomete aquí un esfuerzo inédito en nuestro país por recopilar las semblanzas de diversos tipos de monstruos y cómo se erigieron sus respectivas leyendas, contextualizando su origen y naturaleza como objetos culturales evasivos. Monstruos marinos y lacustres como el colosal kraken, tan grande «como un grupo de pequeñas islas», o el del Lago Ness, criatura desconocida que sigue aportando a la zona unos 50 millones de euros cada año; el yeti y otros homínidos abominables como el migoi, el sasquatch o el bigfoot; y los animales espectrales o de leyenda como el chupacabras, que a menudo cobran fuerza en misteriosas ilusiones colectivas. El autor los define como monstruos observacionales, que representan «lo liminal» y transgreden las fronteras del espacio, el tiempo, la biología y el conocimiento: «Antes y ahora, el horizonte conocido es el umbral más allá del cual lo extraño, las criaturas especulativas, son lo esperado». Por otro lado, y aunque para los racionalistas el monstruo representa «la sombra de nuestra ignorancia sobre la naturaleza», lo cierto es que suelen investirse de valor simbólico, entendiéndose a menudo como prodigios o maravillas que incluso son capaces de aventurar presagios. Además, expone Cabria, no dejan de ser una construcción colectiva como fruto histórico de «la capacidad organizadora de la lengua, pero también de sus limitaciones», pues las expresiones de un descubrimiento o encuentro tan anómalo son por fuerza limitadas, aunque a la vez son lo que da pie a la creatividad expresiva o la fabulación de esa visión extraordinaria. Finalmente, de alguna forma los monstruos hoy reflejan la amenaza de extinción y, en tal sentido, como explica el biólogo Richard Ellis, «sirven para recordarnos nuestra propia fragilidad —y también nuestra responsabilidad de preservar el planeta—», lo que de algún modo los convierte en custodios figurados del mismo, en un presente ecológico «en el que pasamos de temer al monstruo a temer por su supervivencia». Así pues, y celebrando este fantástico volumen editado por Luciérnaga, podremos decir, aceptando su presencia como proponía Cortázar: larga vida a los monstruos.


Elegías de Duino, de Rainer Maria Rilke (Lumen)

«¿Quién si yo gritara llegaría a oírme desde los coros de los ángeles? Y si uno de ellos acabara incluso por tomarme en su corazón, me fulminaría entonces su existencia más potente, pues lo bello no es sino el comienzo de lo terrible, casi insoportable para nosotros, que tanto lo admiramos porque impasible desdeña aniquilarnos. Qué terribles son todos los ángeles». Es difícil abreviar una cita de estas excelsas Elegías de Duino, tan espirituales y profundas, tan radicales formalmente y en su expresión del amor absoluto, como para haberse convertido en una de las indudables cimas de la poesía del siglo XX. Precisamente se celebra un siglo desde que viera la luz la inmortal obra de Rainer Maria Rilke (1875-1926), motivo por el que Lumen la presenta en completísima y rigurosa edición que incluye una selección de poemas y cartas, en su mayoría inéditos, a vueltas con lo inmanente y lo trascendente. También es nueva la traducción, una excelente labor de Adan Kovacsics y Andreu Jaume, quien además firma un interesante estudio introductorio: «Hay que recordar que Rilke es hijo de una serie de convulsiones religiosas, filosóficas y científicas, además de literarias, que hoy constituyen el precedente de nuestras urgencias y de nuestros desafíos». Para el prologuista, el concepto de transformación (Verwandlung) es clave en estas elegías que representan el testamento del poeta en medio de una cultura en crisis y cuya propuesta sigue vigente. Tal vez ese poder lírico visionario sea lo que haya maravillado durante estos cien años a otros escritores y pensadores fundamentales, de Herman Hesse —lo describió como «la música del universo»— a Hannah Arendt —«el último residuo de la religiosidad»—, de Martin Heidegger a W. H. Auden. Esta edición conmemorativa aporta, asimismo, un detallado aparato de notas, el facsímil del manuscrito de una de las elegías y una cronología de la vida de Rilke, así como el original alemán de las diez composiciones. Inspirado por la verdad amorosa de Bossuet y Dante, y por la musa de misteriosa voz que le habría dictado, en 1912 y mientras se hallaba en los acantilados de Duino (en la costa adriática), los primeros compases, el autor nacido en Praga afrontaba aquí su última etapa creativa, de una extraordinaria fertilidad, como demuestran sus famosos Sonetos a Orfeo. Los fundamentos ocultos del amor, el auténtico dolor y su secreta felicidad eran algunas de las ideas que pasaban por su cabeza entonces, cerca de los cuarenta años, y que plasmó de manera milagrosa en el papel. Como dice Andreu Jaume sobre aquel primer «quiebro interrogativo» que remite a los dilemas de San Juan de la Cruz o Hölderlin, aquel «grito subjuntivo» refrenda una imposibilidad de conexión que deja al ser humano aislado, abandonado a su suerte. «Decido pues contenerme y reprimo la llamada de un oscuro llanto», sigue el poema. «Ay, ¿a quién seremos capaces de recurrir? No a los ángeles ni a los hombres —y los sagaces animales empiezan a darse cuenta de que ya no estamos demasiado seguros en el mundo interpretado. Tal vez nos quede algún árbol allá en la ladera para poder verlo todos los días. Y nos queda la calle de ayer y esta caprichosa confianza de una costumbre que se sintió a gusto entre nosotros y ya no se fue». Diez años tardó Rilke en expresar lo inasible, en describir lo efímero, cien años han pasado por sus palabras y seguramente otros mil años no sean capaces de superar ese acercamiento a nuestra esencia y a lo que está por encima de nuestras vidas.

2 Comentarios

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