En verso

Notas para un papel que arde

Dibujo. Segunda lengua

La herida le escribe a la herida desde dentro.
Sin duda, de la sangre se desprende algo,
una luz o justicia de lenguas que bailan.
Toda persona se reconoce en la denuncia
del maltrato íntimo que sucede
detrás de las ventanas.
Pero, tarde o temprano,
cada cristal y cada muro
es amanecido
en esta mañana de diáspora.
Es la lengua una multiplicidad de ojos
y de saliva estrellada que vuela
de un cielo a otro.
Es este edificio derrumbándose
y nosotras corriendo escalera abajo
en rayuelas de risa,
como si cayéramos en cada palabra.
Es todo el lenguaje del mundo una espiga sola,
y la palabra la prueba de que el desierto
nació de sus semillas.
Con este dolor que me he causado
recuerdo la ligereza con la que me sentaba,
madre y padre de la mano,
a mirar Roma o a reírnos de Nerón ardiendo,
cada literatura que alimentó mi hermano
y la historia, breve como una canción
que incide en la memoria y madura en la lengua.
Lo recuerdo para traspasar de un salto
la línea del azul al cielo desastrado;
para deshacerme en el instante siguiente
de la cima.

 

Nota. Silencio

La literatura rodea el silencio como cuerpos celestes
atraídos hacia una misma fuerza. Se trata de un lugar al
que se adentra desnudo y en llamas. «Pobre y desnuda es
la Filosofía», reza el conocido dibujo de Goya recogiendo
los versos de Petrarca.
Pero para buscarlo hay que ir de la mano de otros anima-
les, hay que ser conducido por un guía capaz de atravesar
las llamas. Solo en el momento de la noche se cierran los
ojos y se queda solo, atravesado por la luz de un sol anti-
guo. Se trata de ser aún más sencillo; de aceptar el retor-
no de lo que siempre aparece.

 

Dibujo. Danza

A Rocío Molina.

Es de noche y la noche es blanca.
Ella cae como si estuviera sola,
busca el único movimiento
capaz de herir de muerte a la imagen.

Para ello, sacrifica tantas otras cosas.
Yo conozco esta sensación salada,
quieta.
Una lágrima de tela a punto de desprenderse:
Ella está ahora
aaaviva como un animal sagrado,
aaaaaaaaviva al borde de la sangre

como una luz que desaparece en el mar
sin hacer ruido.

 

 

Nota. Quignard
«También la muerte quita deprisa y no restituye nadas».
PASCAL QUIGNARD

Si algo puede ser restituido es porque vive, porque aún
alberga un seno fértil. A veces pienso que el aprendizaje
consiste en comprender que ciertas cosas no serán res-
tituidas, que algunas palabras dilapidan las formas de
futuro imaginadas. Consiste, sobre todo, en un retorno
maravilloso sin la esperanza de que nada perdure, de
que el amor, aunque sea hermano de la podredumbre, se
alimenta de aquello que se repite o, quizás, el amor sea
aquello que merece la pena ser repetido.

 

 

Notas para un papel que arde
Enrique Fuenteblanca
Letraversal
(Málaga, 2022)
88 páginas
13,90 €

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