BODEGÓN
La mujer casada
se levanta todos los días a la misma hora
del mismo lado de la cama.
Sin hacer ruido
espanta a los pájaros del sueño
aaaaa—su sed de cielo su hambre
aaaaaade entrañas—
y atados los pasos a la tierra
atraviesa el umbral
del cuadro que la espera.
Sobre la mesa de la cocina
el sol de verano ilumina la fuente de frutas
la barra de pan el queso impávido.
La mujer casada no ve la belleza del bodegón:
viene y va sin pensamiento de las ollas al horno
fríe los huevos cuela el café.
Antes de que entren a la escena los niños
y el ojo del marido eche a andar el reloj
habrá puesto el mantel tenedores platos
y en los labios insomnes
mordidos por el vacío
la mejor sonrisa.
SIN TI
Sin ti es inútil vivir
como inútil será
el quererte olvidar.
PEPE GUÍZAR
El hombre que espero me romperá el corazón.
Así insista con su azul el ensueño
siembre entrelazados su nombre y el mío
los riegue la memoria del deseo
para que retoñen florezcan
igual que el desierto el día que nos conocimos
siempre hay un final un punto sangrante
aaaaaaentre dos tiempos
una estación de trenes sin vuelta
donde los que parten no miran atrás.
Tan breve el encantamiento
—la mirada arrebatada la apoteosis del sueño—
tan inútil abrir el pecho entregar el corazón.
Lo demás es el desenlace:
el bar el bolero de fondo
repetir mientras espero el conjuro:
«que no termine que no se vaya que no se vaya».
En vano. No hay final feliz.
POR LA TIERRA
Me besas
y en el momento en que tu boca y mi boca
se encuentran bajo el cielo del amor
en la Amazonia los incendios
barren con saña el grano de la vida
en el Pantanal acorralan
a la manada dorada de jaguares
las llamas del fuego
destrozan con sus dientes rojos
el flanco de los árboles en la Araucanía
en Australia calcinan bosques
y los koalas despiertan entre los eucaliptos
de su abrazo al espanto.
Te beso.
Que del cielo del amor caiga la lluvia
para la tierra herida por el hombre
quemada por el fuego.
Después de tanto arder Soledad Álvarez Visor de Poesía (Madrid, 2022) 56 páginas 12,00 € |