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En busca del más gallo del corral

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Batalla entre Aczino y Wos en la Red Bull Batalla de Gallos 2019

«Muchos hablan, pocos riman y solo los mejores improvisan». Así reza el lema de Red Bull Batalla de Gallos, la culpable del enorme auge que está viviendo el mundo del freestyle en nuestro país y en todo el mundo.

El fenómeno de la improvisación se ha ido redefiniendo a lo largo de los años a medida que diferentes disciplinas artísticas lo iban haciendo suyo, pero ahora tiene un nuevo significado, un nuevo sinónimo: el freestyle. La cultura del hiphop ha crecido desde sus inicios en los años 70 en Estados Unidos, donde se creó como forma de protesta del pueblo afroamericano que exteriorizaba sus demandas en forma de grafitis, break dance o rimas. A día de hoy esta cultura de barrio ha ido aumentando su popularidad extendiéndose por todo el mundo, y las improvisaciones son sus principales abanderadas.

En las conocidas como batallas de gallos las normas son claras: una base de rap, y nada de preparación. Los participantes intercambian versos improvisados con el único objetivo de ver quién consigue la mejor humillación. Por parejas, todos contra todos, con temática, con objetos… son muchas las variaciones que se pueden introducir a estas guerras retóricas, pero lo único que prevalece es la originalidad. No vale con saber rimar, hay que hacerlo además en el calor del momento, con sentido y sin perder el ritmo.

Pero volviendo al objetivo principal de estas improvisaciones, la finalidad es humillar al contrincante y de eso se sirve gran parte de la gente que critica este movimiento, en muchos casos desde el desconocimiento: ¿realmente se considera cultura reírte de tu oponente? Lo cierto es que en estos encuentros, sí. Hay insultos, hay palabras malsonantes pero también hay respeto, así lo aseguran los participantes de estos shows que tienen muy claro aquello de que no ofende quien quiere sino el que puede.

No solo el contenido de sus versos escandaliza a quienes ven a los raperos como unos chicos ‘echados a perder’. En general toda la cultura que les rodea está estigmatizada por la relación que se le atribuye con las drogas o el vandalismo, en gran medida alimentada por los estereotipos asociados al colectivo que inició este género. Como contrapunto a esta idea, los raperos defienden que su cultura hace exactamente lo contrario: educa y ofrece una alternativa a los jóvenes que están en la calle desde muy pequeños, y potencia la creatividad de los que simplemente se ven atraídos por el género.

Las rimas improvisadas requieren rapidez mental y cultura previa, no son simples insultos y cualquiera que vea una batalla profesional lo puede comprobar

Sea como sea y le pese a quien le pese, lo que empezó siendo cosa de jóvenes reunidos en parques o canchas del South Bronx, hoy llena estadios. Las FMS —ligas de gallos organizadas en varios países por la comunidad de freestylers Urban Rooster— o las ya archiconocidas batallas de Red Bull son el claro ejemplo de la profesionalización que está adquiriendo este movimiento. En 2019 se consiguió llenar cada una de las 17.000 localidades del Wizink Center de Madrid en menos de 24 horas para disfrutar de la primera Final Internacional de Red Bull celebrada en nuestro país, que además coronó como campeón a Bnet, una de las grandes promesas del rap español. De esta Internacional, además, salió la que es a día de hoy la batalla más vista de la Historia, que enfrentó a la vieja escuela —Aczino— con la nueva —Wos— y desbancó con sus más de 47 millones de visualizaciones al famoso encuentro de Arkano y Dtoke en 2015, con beso de Arkano incluido y una enorme polémica envolviéndolo.

Desde luego esto ya hace mucho que dejó de ser un juego de adolescentes. Muchos de los grandes raperos de la industria, como Zatu de SFDK o El Piezas, dieron sus primeros pasos en la calle, rapeando e improvisando con sus compañeros hasta que poco a poco fueron dando forma a su discurso y a día de hoy crean versos que llegan, ya no solo a los aficionados al género, sino a cualquiera que escuche sus letras. El rap, cuando se improvisa o cuando se escribe, es una herramienta de expresión muy potente, pero solo aquellos que saben usarla para transmitir un mensaje auténtico consiguen ser los más gallos del corral.

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