Culture Club

Gratis no es gratis (del todo)

A los confinados nos ofrecen por internet consumo de cultura gratis para que el ánimo cultural no decaiga. Covid-19 va haciendo su trabajo, mientras que el otro virus hace el suyo: GT-20, el Gratis Total 2020.

Vivimos tiempos de sobreabundancia. Tenemos sobrepeso de información, de comida y de idiotez. Los confinados estamos sobrealimentados. Todo es sobreabundante. Da igual si son los memes o si el es el minuto a minuto del pánico por el Covid-19.

También la cultura (aunque económicamente asomada al abismo), está siendo sobreabundante. El aburrimiento, la mirada en el vacío es una refinadísima forma de cultura. Pero a los confinados se nos ofrece distracción y cultura machacona por internet.

Museos, artistas, escritores y poetas, galerías de arte, músicos, teatros, filmotecas, etc. ofrecen cultura gratis por internet para que la actividad no decaiga. Aquí el Cuarentena Fest de música. Más allá Arte Madrid y sus hashtags. Ahora más acá el Reina Sofía y su Repensar el Guernica (podemos tocar ilusoriamente el cuadro de Picasso sin que la retrógrada realidad nos impida). Y, de nuevo más allá, el Metropolitan Opera de Nueva York y sus óperas al servicio de la contaminada humanidad. Los ejemplos son innúmeros en el gran batido de la cultura por internet.

Detrás de toda esta sobreabundancia cultural se esconde el otro coronavirus: la cultura de lo gratis. Nada nuevo, por otra parte. Quien antes no había pisado un museo ni ido a un concierto ni leído un cómic ni asistido a un teatro, ahora puede hacerlo gratis por internet gracias al esforzado ingenio del activismo cultural. La excusa es el confinamiento, paliar la tristeza por la falta de distracción. Hay que entretener como sea al Homo Ludens. Una vez más la cultura se malea y se convierte en la dictadura del ocio.

«Quien antes no había pisado un museo ni ido a un concierto ni leído un cómic ni asistido a un teatro, ahora puede hacerlo gratis por internet gracias al esforzado ingenio del activismo cultural»

No estamos subidos a ningún púlpito ni estamos dando ningún sermón. Sólo exponemos el hecho. Esto es, el empacho de cultura por el coronavirus y el efecto de que todo es y debiera ser gratis siempre o casi siempre. Excluimos obviamente el potosí de las plataformas de pago y las series televisivas.

¿Por qué no se hacen conciertos online en los que uno pueda pagar siquiera 15 céntimos por escucharlos? Muchos músicos con giras canceladas podrían agradecerlo. ¿Por qué no ayudar a una galería a que difunda su cerrada exposición por un óbolo de nada? Pero no, el Gratis Total se impone incluso con la complacencia de los perjudicados. Todo se embrolla en una discutible y a veces ridícula necesidad de solidaridad.

Nos dirán que MERCURIO. Cultura Desorbitada es una revista cultural gratuita. Pero no, amigos (o no del todo).

MERCURIO tiene su letra pequeña. Es gratuita, pero no para gente gratuita. Y el sello gratuito, que permite al lector pillarla en una librería o en un centro cultural (véase nuestra pestaña de distribución), no obedece a la cultura del GT-20 o el Gratis Total 2020. No somos altruistas, aunque sí generosos. Buscamos la heterodoxia, llegar de otra forma al público, buscando otras rampas de llegada para una publicación hecha en papel (por favor, no nos den la monserga del romanticismo). Esto ha sido así desde que nacimos en 1998, cuando el Antiguo Régimen del tiempo analógico…

Desde luego no somos originales. Pero tampoco somos filantrópicos. La gratuidad es una forma de inversión para animar y estimular primero –y por este orden– a nuestros anunciantes y, después, a nuestros lectores. Más sinceros y desnudos no podemos mostrarnos (aunque a alguno le espante nuestra horripilante desnudez).

Seguimos confinados. The Show Must Go On. Y que siga el batido de cultura por vía del GT-20.

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