En 2012, el MoMA neoyorquino adoptó en su colección permanente una serie de piezas que no habían sido pinceladas o esculpidas por medios tradicionales, sino digitales, y tenían alma juguetona. Obras de naturaleza inusual dentro del catálogo habitual del museo, porque se trataba de videojuegos. Catorce ejemplares de diversas décadas […]