La Taberna Flotante Ficción

Chessandra

Taberna Flotante #88

Imagen promocional de Cats, 2019

La nave de Tichy se posó suavemente en el cosmódromo de Münchhausen ante la mirada expectante de Lem, que no acababa de creerse que el viaje de ida y vuelta al planeta Cerebro se hubiera desarrollado sin incidentes. Y en cuanto se abrió la puerta de la astronave comprobó que sus recelos no eran infundados. Pues quien salió por ella no era Casandra. Y tampoco Chess… ¿O sí? Sí y no. Era una mezcla de los dos. El tamaño y los andares de Casandra y la cabeza de Chess. Aunque los andares eran un poco más felinos y la cabeza un poco más humana. Y un poco más femenina.

-Salve, Staszek -lo saludó alegremente la recién llegada-. Un detalle por tu parte, venir a recibirnos al cosmódromo.

-¿Quién demonios eres? -preguntó Lem, aunque ya sabía la respuesta.

-Somos Chessandra, ¿no nos reconoces? Y no somos demonios. Más bien ángeles. O arcángeles, mensajeros celestiales. ¿Cómo te has enterado de nuestra llegada?

 -Tengo mis… contactos en el cosmódromo. Me informaron de que la nave de Tichy partió con Casandra a bordo y di por supuesto que iría al planeta Cerebro. Y hace un rato me han dicho que la nave estaba de vuelta. Y me he temido lo peor.

-Y te has encontrado lo mejor.

-Casandra me dijo que sospechaba que Tichess es un avatar de… Ello. ¿Lo es? ¿Lo eres tú también?

-Habría que precisar el concepto de avatar; pero, como primera aproximación, se podría decir que sí.

-¿Qué ha sido de Tichy, Chess y Casandra? Los originales. Porque no me negaréis que sois meras copias.

-Somos copias, pero no meras. Y los “originales” están bien. ¿Quieres comprobarlo?

-¿Viajando yo también al planeta Cerebro para que Ello, o sea tú, si es que realmente lo eres, fabrique otro híbrido? Y luego alguien iría para comprobar que los cuatro estábamos bien y…

-No seas absurdo, Staszek -lo interrumpió Chessandra-. ¿Qué interés podríamos tener en abducir a unos cuantos humanos, o a un montón de ellos?

-No tengo ni idea. Los designios de un ser cuasidivino son, por definición, inescrutables.

-No tanto como crees desde tu radical pesimismo comunicacional. En algunos aspectos fundamentales, un gato (y me refiero a un gato común, no a un metagato como Chess), un humano y nos somos muy parecidos. Y, en cualquier caso, los designios de tus amigues no son difíciles de escrutar. ¿Te sorprende que deseen permanecer en lo que llamáis el planeta Cerebro?

-Eso no me sorprende -tuvo que admitir Lem-. Lo que me sorprende es que tú, o vos, mejor dicho -añadió con un punto de ironía-, os encarnéis en elles para manifestaros ante los simples mortales como yo.

-Tenemos un propósito muy claro, y nunca lo hemos ocultado: no queremos que los Veladores nos descubran.

-¿Por qué?

-Por algunos motivos fáciles de entender y otros no tanto.

-Igual que vuestros propósitos, supongo: uno muy claro y otros no tanto.

-Así es, Staszek. Pero no confundas lo no claro con lo oscuro. Algunos de nuestros motivos y propósitos son, de momento, incomprensibles para ti; pero no hay nada en ellos que deba alarmarte, sino todo lo contrario.

-¿Y por qué tendría que confiar en… vos?

-¿Porque no tienes más remedio?

10 Comentarios

  1. Lo más lógico sería pensar que si Chessandra quisiera, podría forzar a Lem a subir a la nave para llevarlo hasta Cerebro. Ahora bien, quizá sería una buena opción, si se anima a hacer el viaje, avisar antes a alguien de que va a visitar Cerebro.

    • Puedes sugerírselo; pero te apuesto una jarra de cerveza azul a que Lem se niega en redondo a viajar a Cerebro.

      • Incluso sabiendo que voy a perder la apuesta, cómo no iba a aceptarla.
        Más que convencerlo, pues si no quiere ir, sus motivos tendrá, intentaría argumentar por qué no debería ser una opción a descartar tan rápidamente; pero seguro que hay algo que se me escapa.

        • El profundo escepticismo/pesimismo de Lem con respecto a la posibilidad de lograr una comunicación eficaz. Por no hablar de su desconfianza hacia propios y extraños.

          • Justo ahora estaba redactando una posible argumentación, aunque no directamente para Lem. Por cierto, tras releer detenidamente las respuestas de Lem a Chessandra se percibe esa desconfianza, e incluso cierta aspereza, sobre todo al hacer mención a que Tichess y Chessandra son meras copias.

            Tras la llegada de Tichess al cosmódromo de Münchhausen invitó a Cassandra a entrar en la nave (aunque quizá este aspecto no es del todo explícito) y visitar Cerebro. Es probable que los informadores de Lem le hayan indicado que Cassandra entró en la nave voluntariamente, al menos aparentemente.
            Cuando llega Chessandra y Lem se encuentra frente a la nave, se repite prácticamente la misma secuencia que con la llegada de Tichess, con la diferencia de que en esta ocasión le ofrecen a Lem la posibilidad de comprobar si están bien Tichy, Chess y Cassandra (probablemente visitando Cerebro, aunque Chessandra podría estar refiriéndose a otro tipo de comprobación). Si Chessandra quisiera, podría haber seducido a Lem precisamente con la idea de demostrarle la posibilidad de comunicarse con Cerebro, o quizá forzarlo, sin que se diese cuenta, a entrar en la nave.
            Si Tichy, Chess y Cassandra están en Cerebro sin haber sido coaccionados ni forzados en ningún sentido será porque probablemente merezca la pena. Si no, resulta extraño que queriendo Chessandra que Lem acepte la invitación, no lo consiga, ya que un avatar de Cerebro probablemente disponga de diferentes recursos para lograrlo.

          • Me parece que le he cambiado el nombre a Casandra. Se ve que ya se podía intuir la transformación en Chessandra 🙂

  2. Tal vez Ello quiera que todos -incluido Lem- lo acepten voluntariamente. O tal vez sea más retorcido de lo que podemos imaginar.

  3. Yo diría que un «cerebro» de la ciencia ficción como Lem debería tener el deseo y la iniciativa de explorar cualquier planeta, estrella, universo…etc por desconocido y peligroso que pareciese a priori.
    Entiendo que tenga reticencias y desconfianza pero creo que su ansia de conocer debería de pesar más. Aunque solo sea para tener una buena historia que contar mientras convida a sus feligreses a unas blubirras. Al fin y al cabo, si no hay ningún peligro no es una aventura.

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