Crónicas desorbitadas

¿Por qué Buenos Aires inspira a hacer un viaje cultural este año?

El Obelisco con la imagen argentina, durante la Copa Mundial de Fútbol de 2022. DP

Dicen que Buenos Aires es la París de Latinoamérica, y no se equivocan. Pero lo cierto es que esta ciudad no necesita comparaciones para brillar con luz propia. Apenas aterrizas, algo se activa: una vibración bajo los pies, una cadencia en el aire, una especie de corriente eléctrica que mezcla pasado y presente con una intensidad que no deja indiferente. Buenos Aires no se visita, se vive. Se entra en ella como se entra en una novela: a veces no se entiende del todo, pero te arrastra. 2025 promete ser un año inolvidable para cualquier amante del arte, la literatura, el teatro o la arquitectura. Es imposible abarcarlo todo, pero vale la pena intentarlo. Empieza el MALBA para descubrir las claves del arte contemporáneo en el sur global. Luego, déjate tentar por algún concierto en vivo —quizá una orquesta de tango en San Telmo— y acaba la noche bailando cumbia en una fiesta autogestionada en Almagro. Todo en un mismo día, porque Buenos Aires no entiende de pausas.

La ciudad, además, se ha vuelto aún más atractiva para el visitante europeo: el tipo de cambio favorece el consumo cultural como nunca. Una entrada de teatro, un plato en una parrilla o un vinilo en una feria vintage te cuestan lo que en otra ciudad pagarías por un café mal servido. Pero no todo es dejarse llevar: conviene planear con inteligencia. Un truco infalible es usar una VPN para Argentina al reservar alojamiento o entradas online. ¿El resultado? Precios en pesos argentinos, es decir, descuentos significativos y sin complicaciones. También es fundamental moverse con una tarjeta SUBE, que permite acceder al sistema de transporte público —eficiente, caótico y fascinante— con precios irrisorios. Se compra en kioscos, se recarga en estaciones y te abre las puertas del auténtico Buenos Aires, el que viaja en colectivo y en subte.

Eso sí, hay advertencias que siguen siendo eternas: no cambies divisas en lugares no autorizados. El cambio paralelo puede parecer tentador, pero los riesgos no compensan. Mejor utilizar canales oficiales o casas de cambio reputadas, que cada vez son más accesibles y menos burocráticas. Si lo tuyo es la exploración urbana, apunta bien ciertas fechas. La Noche de los Museos es una de esas experiencias que condensan la identidad porteña: museos abiertos hasta la madrugada, conciertos en patios coloniales, performances en la calle y multitudes de todas las edades compartiendo arte y empanadas. También está el Open House Buenos Aires, que te abre la puerta a joyas arquitectónicas normalmente vetadas al público: desde antiguos palacetes hasta modernos laboratorios de diseño. Todo gratuito, todo inesperado. Y si lo que te gusta es la caza de tesoros, las ferias de San Telmo los domingos son una peregrinación obligada. Antigüedades, libros viejos, arte callejero y la música omnipresente te atrapan en una sinfonía de objetos e historias.

En cuanto a la agenda cultural 2025, la ciudad se supera a sí misma. ArteBA, la feria más importante de arte contemporáneo de Latinoamérica, vuelve entre agosto y septiembre con su combinación de galerías internacionales, instalaciones provocadoras y debates sobre el mercado del arte. Casi al mismo tiempo, BADA (Buenos Aires Directo de Artista) propone otro enfoque: comprar directamente al artista, sin intermediarios, en un ambiente más cercano y accesible. La fotografía tiene su fiesta en Pinta BAphoto, que del 16 al 19 de octubre convertirá a la ciudad en la capital visual del continente. Y para quienes prefieren las letras, la Feria del Libro, entre el 16 de julio y el 3 de agosto, reunirá a editoriales, librerías e instituciones culturales de todo el país. Pero Buenos Aires no se conforma con lo obvio: el festival Leer y Comer, en octubre, fusiona la literatura con la gastronomía en una celebración de sabores e ideas.

El teatro y la música también encuentran su lugar. El Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA), del 25 de septiembre al 5 de octubre, ofrece diez días intensos de teatro y danza contemporánea, tanto local como internacional. Mientras tanto, el ciclo Candlelight, entre junio y octubre, ofrece conciertos de música clásica a la luz de las velas, con cuartetos de cuerda que interpretan desde Bach hasta Queen en lugares patrimoniales. Para experiencias teatrales más breves e intensas, Brisk Buenos Aires propone microobras de diez minutos del 23 de noviembre al 1 de diciembre. Es una experiencia veloz, lúdica y sorprendente, perfecta para quienes tienen el alma inquieta.

Y sí, el tango. El Tango BA Festival y Mundial, entre el 20 de agosto y el 2 de septiembre, convierte cada esquina en una pista de baile. Las milongas proliferan, las clases se multiplican y los mejores bailarines del mundo compiten en un ambiente festivo, sensual y profundamente emocional. El cine también se viste de negro en Buenos Aires Rojo Sangre, el festival internacional de cine de terror más veterano de la región, que llegará entre noviembre y diciembre con estrenos, clásicos, rarezas y mucha sangre falsa. ¿Música electrónica? Anota el Creamfields, el 11 de octubre, un megafestival donde se dan cita los DJs más relevantes del planeta, en un despliegue sonoro y visual que sacude el piso porteño.

Y no todo es arte: también hay placer en el paladar. En junio, el festival Sabor a Buenos Aires ofrece una ruta gastronómica al aire libre con más de cuarenta puestos de comida gourmet. Y si lo tuyo es el dulce, La Chocolaterie, el 28 y 29 de junio, conjuga espectáculos y chocolate en cantidades industriales. En noviembre, La Noche de las Birrerías cierra el año con un brindis colectivo y festivo, donde las cervezas artesanales corren como el río de la Plata. Buenos Aires, con su desorden armónico, su talento desbordado y su capacidad inagotable de celebrar lo humano, te espera con los brazos abiertos. ¿Hace falta más para reservar ya ese billete?

 

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