La Taberna Flotante

El espejo virtual

Taberna Flotante #97

American Horror Story 2011

-¿Cómo será tener dos cabezas? -preguntó Lem con la mirada fija en la puerta de la taberna, por donde acababa de salir, rodando, el Insúcubo convertido en Ouroboros.

-En realidad, esa no es la pregunta -replicó Chess moviendo la peluda cola a derecha e izquierda-. La pregunta es, en todo caso, cómo será tener un solo cuerpo.

-¿Qué quieres decir?

-Dejando aparte al Insúcubo en modo Anfisbena, que en realidad no tiene dos cabezas distintas sino una sola cabeza bilocada, es incorrecto decir “un animal con dos cabezas”: hay que decir “dos animales con un solo cuerpo”, puesto que la identidad reside, básicamente, en el cerebro.

-Tienes razón…

-Pensaba que nunca te oiría decir eso.

-Pensaba que nunca me darías motivos para decirlo. Pero en este caso tienes razón, obviamente… Sin embargo, en el Circo del Doctor Lao, en la vieja Tierra, conocí a una verdadera mujer bicéfala. Se llamaba Kupertina, y ambas cabezas estaban tan perfectamente sincronizadas que una parecía la imagen especular de la otra. No creo que se pudiera hablar, en aquel caso, de dos personas distintas.

-Eso me recuerda la leyenda del espejo virtual -intervino Casandra, y a continuación contó una historia que se podría resumir así:

Rogó Narciso a Afrodita que aboliese la infranqueable barrera del espejo y diera realidad corpórea al que enfermo de amor lo contemplaba desde el otro lado. Y así lo hizo la diosa; pero en vano intentaron los dos Narcisos fundirse en el ansiado abrazo, pues sus cerebros eran tan perfectamente simétricos como el resto de sus cuerpos, por lo que cada movimiento de uno era el reflejo especular del movimiento del otro. Si uno avanzaba su mano derecha, el otro adelantaba simétricamente su mano izquierda, hasta que ambas se encontraban a mitad de camino, dedo contra dedo, palma contra palma. Y era inútil que los ávidos dedos intentaran entrelazarse, pues el menor desplazamiento de una mano hacia su derecha iba acompañado del exacto y simultáneo movimiento de la otra hacia su izquierda, de forma que, a causa de su perfecta sincronización, era como si entre ambos Narcisos hubiese una barrera tan impenetrable como la superficie del espejo.

Cuando Casandra terminó su relato, dijo Chess:

En esa leyenda se supone que el funcionamiento del cerebro es estrictamente determinista. Si tal supuesto fuera cierto, dos cuerpos simétricos regidos por cerebros igualmente simétricos se comportarían, en ausencia de interferencias externas, como si uno fuera la imagen especular del otro, lo que situaría entre ambos una barrera virtual tan impenetrable como la superficie del espejo (obsérvese la metasimetría de la situación: un ser real y un espejo real generan una imagen virtual simétrica; un ser real y su imagen simétrica real generan un espejo virtual). Pero si suponemos que el azar que impera en el mundo microfísico se manifiesta de algún modo en el nivel funcional del cerebro, tal vez los dos Narcisos lograsen romper su férrea simetría y consumar su abrazo.

-Y tal vez las dos cabezas de Kupertina albergaran consciencias distintas -añadió Casandra-. Aunque ni siquiera ellas mismas pudieran saberlo y creyeran ser una.

Un comentario

  1. Por eso es mejor no buscar clones para vínculos íntimos: la tentación de crear una amalgama narcisista es grande, pero la alegría de ceder, hablar (y convivir con un número misterioso de tarros de almacenamiento) vale infinitamente más… y permite abrazarse de verdad.

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