Entrevistas

Celeste Dalla Porta: «La juventud es bella, pero provoca un dolor inmenso»

Celeste Dalla Porta en una imagen promocional de Pathenope (2024)

Nació en Milán, vivió en París y creció en una familia de artistas. Estudió danza y arte dramático en el Centro Sperimentale di Cinematografia. Celeste Dalla Porta acaba de cumplir 27 años, y lo celebra con un debut absoluto en el cine: es Parthenope, deseada y huidiza, como esa Nápoles —impertérrita— que aparece como telón de fondo. Una ciudad autorreferencial que no condena, sino que absuelve eternamente.

La protagonista del último largometraje de Paolo Sorrentino ya ejerció de figurante en Fue la mano de Dios. Ahora representa el espejo del pasar del tiempo y la oportunidad para no verlo con desencanto. Lo fácil es pensar que la película habla de belleza, voluptuosidad, de una estética cargada y, en ocasiones, vacía… Pero no. Es mucho más que eso. Todo trasciende hacia el no juicio, hacia la observación de lo sucedido desde otra dimensión sacra, imposible de poseer. Sí, es una invitación para sentirla, experimentarla desde el nirvana del alma, y más allá.

Una vez dijo Elsa Morante que quien es consciente de sus vivencias en realidad no las siente, mucho menos las disfruta o sufre. No es protagonista de su existencia sino testigo, y eso le dota del estatus eterno, atemperado. Así se equilibra todo. Con virtuosismo y ardor.

¿Qué cine marcó tu infancia y adolescencia?

De pequeña hice algo de teatro, pero poco. Mi formación principalmente fue en el CSC (obtuvo el diploma en 2021). Mis padres, como dices, fueron artistas, y eso me permitió crecer en un ambiente interesante para poder explorar determinados trabajos que ellos hacían. ¿Películas? Pasamos de los dibujos animados a, ya años después, La familia Tenenbaum. Me encanta Desayuno con diamantes, al cine de Totó, El gordo y el flaco también lo veíamos…

¿Libros? ¿Música?

El primero que leí conscientemente fue Mujercitas. Luego, Las mujercitas crecen… Son libros sin tiempo. También está Orgullo y prejuicio, ya sabes. Respecto a la música, mi padre me crio con su género (el jazz), y los Beatles. Siempre los Beatles. Gracias a ellos comencé a sentir emoción con la música.

Hablemos de la película y esa frase-monumento cuando se hace alusión a la juventud. «Fuimos guapos e infelices». ¿Qué quieres decir?

¿Quién? Yo o Parthenope.

Ambas

Es una frase universal. Haber sido bellos y guapos quiere decir que éramos jóvenes, y teníamos toda la vida por delante. Creo que es fantástico poder vivir la juventud… Y respecto a lo de infeliz, pienso que es más la no importancia que se da a eso, algo así como la inconsciencia. La madurez hace que te des cuenta de todo después. También el decidir no hacer determinadas cosas, porque ya las hiciste, las descubriste, y no te apetece más. Verás, creo que la juventud es dolor, sufrimiento. En mi caso, con la madurez, mis emociones son más estables, menos fuertes: el dolor, el amor, la felicidad, el nerviosismo… Todo está mucho más controlado. Ahora me doy cuenta.

Tomando como referencia a Silvio Orlando en la historia: «Has aprendido a ver».

Sí, exacto. Los jóvenes pasan fases complicadas: la escuela, el descubrimiento de sí mismo, del sexo, el amor, el dolor… No es fácil ser joven. Es difícil, y hace daño. Después, cuando se crece, uno dice «¡Joder! Esa energía que tenía, ese osar a descubrir el mundo, ese ímpetu hoy ya no lo tengo». Efectivamente, hoy soy algo, ya me he definido en algo. ¿Entiendes? Esto vale para mí, para Parthenope… Ella creo que es una mujer con sabiduría interna, incluso cuando tenía 18 años. No es como cuando yo con esa edad, no. Es mucho más inteligente. La ves cuando sale del agua, tan madura, poseedora de ese conocimiento que dice Riccardo Cocciante en la canción: era già tutto previsto. Sí, exacto, ella ya sabía muchas cosas, conocía los secretos del mundo.

La ausencia de juicio. Ese es el mayor descubrimiento. No se somete a la moral de joven en ese triángulo amoroso y promiscuo con su hermano Raimondo en medio… Y tampoco de mayor, cuando Parthenope es Stefania Sandrelli. No mira atrás con condescendencia sino con amor y empatía.

Ella siempre va hacia adelante, que no necesariamente es el futuro. No se come excesivamente la cabeza. Vive, camina, y no tiene remordimientos por nada. Nació antropóloga, con una conciencia ya elevada. Sí, como la canción, sabía que todo ya estaba previsto. Parthenope no paraba de buscar para descubrir, para conocerse. Ese era su principal cometido.

Tú vives en Roma. Una ciudad excesiva, exagerada, densa, llena de contradicciones, pero nunca jueza. Indómita ante la tiranía de la ética. ¿Eso te ayudó para alcanzar la esencia de tu personaje?

Quizás me ayudó Nápoles.

Sí, pero leí que allí solo viviste un mes.

Vamos a ver… Soy de Milán. A Roma me marché con veinte años, porque allí estaba lo que buscaba, lo que me hacía sentir bien e ir a mi aire. Roma, y sus mil caras, te da una cierta libertad, sin duda. Después, si ves la filmografía de Paolo Sorrentino, cuando habla de Roma en estos términos de majestuosidad (La gran belleza)… Con sensaciones maravillosas entremezcladas con algunas podridas, incluso dentro del cine. Está repleta de cosas estupendas y feas. Sí, pensándolo bien, Roma me ha ayudado. Fue clave para irme de casa.

Parthenope es muy independiente.

En el personaje intenté buscar ese tipo de libertad, ese sentido de responsabilidad que ya sentí en su día cuando me independicé.

Cuando ella, en la película, va a buscar el placer físico del veterano obispo, ¿qué quería en realidad? ¿Tenía necesidad de hacerlo?

Los hechos no se hacen solo por necesidad, más bien por curiosidad. Así, sin más. Los seres humanos hacemos las cosas porque nos apetece, y punto. Parthenope se encontraba en un momento de madurez femenina… Había decidido dejar Nápoles… Era un periodo de cambio, y entonces decide vivir esa experiencia. A través del obispo ella inicia una búsqueda antropológica. Ya disfruta de una madurez profesional, y ese momento es clave. Ella decide, elige darse un gusto con ese personaje, pero sobre todo elige hacer algo que simplemente le apetece. Esta es la clave, esto es lo interesante.

Sí. No hay preguntas, tampoco respuestas. Interesante, bello, profundo y poético. ¿Te ayudó mucho leer el libro Ferito a norte (escrito por Raffaele La Capria)?

Sí. Las imágenes que evoca, los recuerdos, el olor que desprende, el despertar de los sentidos… Con Parthenope hemos trabajado mucho en esta dimensión. La melancolía, la dureza de ser joven, del sentirse aprisionado, aplastado en un enclave maravilloso como Posillipo… Pero, como dice Raimondo: «en la ciudad más bonita del mundo no se está bien, porque hace daño». Porque sí, todo es demasiado, y uno tiene las ganas de romper algo, de marcharse, pero a la vez no es capaz porque es demasiado bonito. Todo eso provoca un dolor enorme. Pura contradicción.

Cuando ves al hijo de Silvio Orlando elogias su excelencia, su pureza. ¿Qué es la belleza? ¿Cómo puede encontrarse en la aparentemente deformidad y monstruosidad? ¿Cómo hacemos para no estar condicionados por el sistema, por la publicidad?

No lo sé. Para mí ese niño era maravilloso. Cada uno tiene derecho a ver la belleza donde le de la gana. Silvio Orlando le enseña a Parthenope su gran secreto. Ella ve a su hijo cuando está preparada para ver, no antes. Quizás ese niño es una parte que tenemos todos y que, en ocasiones, encontramos dificultad para aceptar.

Leí tu entrevista en Sette, semanal del Corriere della Sera. Hablabas del poder de las sirenas y de los escarabajos, indestructibles. Cuentas que leíste a Kafka para superar el miedo. ¿Crees, como dice Paolo, que la mujer está más preparada que el hombre para soportar la soledad?

No, no estoy de acuerdo. No veo diferencias. Creo que esto es una mistificación. Quizás… Si estamos más preparadas es porque hay una tendencia al abandono de ciertas personas cuando las cosas se complican. No somos mejores nosotras, aunque puede que sí estemos más acostumbradas. Hombres y mujeres, como seres sociales, sufren la soledad. Insisto, no creo en esto. No creo que la mujer, en soledad, esté mejor que el hombre. ¿Por qué? ¿Quién lo dice? A menudo hemos sido abandonadas. Me da igual que sea una virtud. Sí, es fácil decir que las mujeres son más fuertes que los hombres, que son esto y lo otro. Las mujeres han estado acostumbradas a ser fuertes. Luego, también, dependerá de la persona… En mi caso hubo periodos en los que no estuve bien sola, y sin embargo conozco muchos hombres que sí, y al contrario. Es un tema delicado.

Parthenope, más que reducirlo a mujer, es un universo en sí. Un ente, un conglomerado enorme con máscaras, egos y personajes que narran las vicisitudes, la epopeya vital. Es un algo pirandelliano. ¿Estás de acuerdo?

Obvio. Todos los seres humanos tenemos mil características, contamos con nuestra parte masculina, femenina… Esta película es un gran organismo. Su vida atraviesa muchas puertas y se topa con un sinfín de personajes que la empujan hacia un camino ya predefinido.

¿El drama vital y maravilloso de Nápoles ayuda para exponer a Parthenope? Incluso a John Cheever (Gary Oldman) cautivó.

Claro. Hay similitudes entre ella y la ciudad, que es escurridiza, misteriosa, vital, bella y oscura a partes iguales. Pasar una temporada en Nápoles fue necesario para inmiscuirme en toda esta realidad.

Una vez oí a Sorrentino hablar del libro Viaje al fin de la noche. Mencionaba el protagonista —Bardamu—, centrado en la irresistible belleza de una enfermera que dormía. Lo importante no era ella como personaje sino la emoción que transmitía al lector. Es como si Parthenope no fuera una figura sino un caleidoscopio infinito que provoca infinidad de emociones. ¿Ha sido complicado?

Sí, mucho. Un reto. También te digo que mi objetivo jamás fue conquistar o emocionar el público. Para lograr eso siempre es necesario hacerlo con uno mismo antes. He sentido el personaje, la historia. Parthenope es una mujer estupenda, rica de contenidos, de preguntas, detalles, matices e información. Para mí ha sido un honor representar su cuerpo y su cara.

¿Crees que quien no conozca Nápoles puede tener más dificultadas para comprender la esencia, la atmósfera del film?

No lo sé, sinceramente. No lo sé. Preguntad a quien lo haya visto en el cine. Es que yo no lo sé…

Un comentario

  1. Antes de ver Parthenope, pocos días antes había terminado de ver la serie Mi amica genialle que transcurre precisamente en Nápoles desde la post guerra.Recomiendo verla ya que complementa mucho la película que presentamos ahora. Por lo menos en la esencia de lo que es la ciudad.
    Celeste della Porta está bellísima en el film. Promete deleitarnos con más cine del bueno en el futuro.

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