Horas críticas

La supernova Ernesto Cardenal

La cosmogonía de una papa… La oración por el juguete roto: Marilyn Monroe… naturaleza, galaxia, realidad y panteísmo… cura y poeta, para Cardenal Dios habitaba lo mismo en el insecto que en Orión

El recién fallecido Ernesto Cardenal (Granada, 1925-Managua, 2020) era en sí mismo una supernova a ojos de Dios, el Gran Hacedor. Igual cantaba al insecto, que a la colilla o la lata vacía, que a la cosmogonía de las estrellas. “Nada es profano para el cristiano”, decía. El poeta y sacerdote Cardenal sentía que la ciencia era otro camino hacia Dios. La poesía, por supuesto, era otra ramificación hacia un mismo camino.

De Cardenal (adscrito la Teología de la Liberación, ministro del cielo y del primer gobierno sandinista), aún se retiene la imagen de la bronca del papa Wojtyla a la llegada de éste a Managua. El vicario polaco reprendió a un arrodillado Cardenal, que se había destocado de su sempiterna boina negra. De ahí que fuera suspendido ‘a divinis’ en 1984 por mezclar, según el Vaticano, las cosas de Dios con las del César nicaragüense. Sólo el año pasado el papa Francisco le levanto la condena, poco antes pues de morir.

Conocida fue también su salida del sandinismo en 1995 ante el autocrático régimen de Daniel Ortega (aún en el poder). Sus bienes y sus cuentas les fueron confiscados. Cardenal y el escritor también nicaragüense Sergio Ramírez formarían pareja de hecho por el paralelismo de sus vidas. De la ‘intelligentsia’ cultural del Frente Sandinista, desde donde lucharon contra el dictador Somoza, ambos acabaron poniendo pies en Polvorosa.

La Poesía Completa de Ernesto Cardenal que la editorial Trotta nos ofrece contiene no ya lo que el título indica: su obra toda (se incluyen incluso dos poemas inéditos a partir de su postrero Hijos de las estrellas). También muestra al hombre y al sacerdote, en un díptico único e inseparable. El uno no se concibe sin el otro. Ambos, sin olvido de Dios, escriben sobre lo dicho: la naturaleza, la astronomía, la biología, el Big Ban de la Creación y, también, los titulares que ofrece la realidad.

En sus Epigramas (1961) se advierte el influjo de los latinos Marcial y Catulo. Los poemas epigramáticos que dedica a Claudia son poemas de amor como también podrían ser poemas de la impotencia. Otra veta del bardo de blanca melena se advierte en sus Poemas documentales: la poesía es la voz de la realidad histórica, como si los versos fueran otra forma de hacer periodismo. De igual modo, anticipándose a lo que hoy es Greta Thunberg & Cía, Cardenal fue también y a su modo un poeta ecológico, que soñaba con un mundo verde y primigenio nacido del Árbol de la Vida. Había cuajado en él esta suerte de ecologismo prematuro tras un tiempo de estancia en una comunidad trapense de Kentucky.

«Quedémonos, por último, con la originalidad del cura que entonó su Oración por la muerte de Marilyn Monroe»

Ciencia y fe se conjugan al paso de los años. En sus Salmos (1964) reclamará la venganza del colérico Dios del Antiguo Testamento para hacer justicia a las víctimas del mundo que salía de Auschwitz: “Dios de las venganzas / ¡muéstrate!”. Recordaba Silvia Cruz Lapeña el Salmo 21 cantado por El Niño de Elche y Rocío Márquez, una de las pocas veces que se ha cantado sin estridencias ni fallas los poemas de Cardenal (los detractores de El Niño de Elche podrán torcer el gesto).

Quedémonos, por último, con la originalidad del cura que entonó su Oración por la muerte de Marilyn Monroe, que predicó sus particulares Bienaventuranzas, que elevó las cantigas de su Canto cósmico para hacer poesía, por ejemplo, de la cosmogonía variable de una papa… Fue, cierto es, un tanto (o un mucho) egotista, misántropo y malhumorado, si bien hizo muchas amistades. Pero de Cardenal nos quedará un mundo propio, al cobijo ya para siempre del fulgor del cosmos.

No están arriba las estrellas
ellas son átomos como nosotros
nacidos de polvo de estrellas
y de ese polvo también ellas
Millones de estrellas conscientes
sus sacrificios brillan toda la noche
la explosión de supernovas
enseñándonos a morir

 

(Fragmento de Así en la tierra como en el cielo, de Hijos de las estrellas).

Poesía Completa
Ernesto Cardenal
Edición y estudio preliminar de Mª Ángeles Pérez López
Trotta (Madrid, 2019).
1.232 páginas.
48 euros.

APTO PARA: Lectores de poesía con telescopio, aspirantes a cosmonautas, creyentes del Más Allá y del Más Acá.

NO APTO PARA: Devotos de Juan Pablo II, el presidente Daniel Ortega y su dilecta Rosario Murillo

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