Horas críticas

El médico drogado

La historia reciente de España vista a través de un gran pinchazo de morfina. Las memorias de un médico de Xirivella (Valencia) que se asomó a las tinieblas, regresó y vivió, como quien dice, para contarlo

El nombre podríamos rebuscarlo entre el gran bulto del pueblo corriente y moliente: Juan, Juan Alonso Pérez. No obstante, dicho lo dicho, su común nombre oculta una historia peculiar y fascinante, si bien tocada por un punto de patetismo y autodestrucción.

Escrito en 1976, en plena Transición española, Salida de las tinieblas lleva por título el que algunos adoptaron en su día como un libro de culto. Se tenía como una rareza dentro de los libros publicados en el solar patrio. Su autor recoge en una suerte de memorias heterodoxas –y tanto que lo son– su vida ligada a la medicina y al pertinaz consumo de drogas desde los años de la Segunda República, la Guerra Civil y parte de la larga noche de Franco.

Respecto a la escritura estupefaciente, se nos vienen a la cabeza Fernando Sánchez Dragó o Antonio Escohotado (por no hablar, fuera de nuestra órbita, de William S. Burroughs o de las estupendas Confesiones de un inglés comedor de opio de Thomas de Quincey). Juan Alonso Pérez se inició en la morfina en sus años de estudiante de Medicina en la Universidad de Valencia. Pertenecía a una familia holgada y burguesa. A los 17 años la separación de sus padres lo sumió en una profunda depresión. La morfina, al par que los estudios, le provocó un placer indecible, hasta que el lánguido éxtasis fue convirtiéndose poco a poco en una adicción incontrolable.

En 1936, al estallar la guerra civil, el joven galeno tuvo que dejar el proceso de desintoxicación que había iniciado. Se alistó finalmente rumbo al frente de Teruel como miliciano del ejército republicano. Su mujer Titina, católica y afín a los nacionales, despidió a quien no se consideraba practicante, pero tampoco un ateo. En sus tareas sanitarias en el frente tuvo fácil acceso a la morfina. Tras la derrota republicana, Alonso Pérez recibió el eufemístico “proceso de depuración” por parte del franquismo duro, tras el cual quedó habilitado para ejercer la profesión en el pueblo valenciano de Xirivella.

Como señala el historiador Jorge Marco, autor del prólogo, este libro es una anomalía en la literatura confesional española. Y lo es obviamente porque es el consumo de drogas (anfetaminas, morfina, alcohol a espuertas) el que va ahormando el relato histórico de aquella España mutante en lo político. En sus periodos de enganche crónico, el médico de Xirivella llegó a consumir al día sustancias y alcohol en cantidades industriales (25 ampollas de morfina, docenas de anfetaminas, ocho cubatas, whiskys a pares y varios litros de cerveza).

«Llegó a consumir al día sustancias y alcohol en cantidades industriales (25 ampollas de morfina, docenas de anfetaminas, ocho cubatas, whiskys a pares y varios litros de cerveza)»

Finalmente, al año de morir Franco, Alonso Pérez publicó su relato del paso de la cera tiniebla a la luz de la reconciliación. Y lo hizo como reparación a su familia (sobre todo a su esposa) y como posible terapia a drogodependientes.

Salida de las tinieblas. Memorias de un toxicómano en la República, la guerra y el franquismo
Juan Alonso Pérez.
Prólogo de Juan Alonso Marco.
Comares (Granada, 2019).
232 páginas.
20,90 euros.

APTO PARA: Historiadores alternativos, lectores de libros de culto.

NO APTO PARA: Consumidores de sustancias estupefacientes (incluidos los malos libros).

Un comentario

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